Carduus tenuiflorus es un cardo anual o bienal, antipático, que se identifica por ser espinoso por todas partes salvo las flores lilas o purpúreas que despuntan de los pequeños capítulos.
Carduus tenuiflorus alcanza aproximadamente un metro de altura mediante tallos simples y erectos o poco ramificados. Estos tallos son alados en toda su longitud, con alas de anchura variable al estar repletas de recortes cóncavos y de espinas que las sobrepasan. Las hojas son compuestas pinnadas, más anchas en la parte distal que cerca del pecíolo, recortadas en lóbulos poligonales con espinas en cada ángulo.
A finales de primavera y principios de verano saca grupitos de 3-8 capítulos estrechos, pequeños en relación al tamaño de la planta, de menos de 1 cm de ancho y subsésiles en el extremo de los tallos. Los capítulos están protegidos por brácteas lanceoladas, de margen entero, agudas y espinosas apuntando hacia arriba; normalmente estas brácteas son bicolores, verde intenso en su mitad distal y blanquecinas en la proximal. Las flores son tubulosas, con corola violácea dividida en 5 pétalos. La semilla lleva en la base un vilano plumoso.
Toda la planta, en particular la sumidad, posee pelos aracnoides.
Carduus tenuiflorus vive en herbazales, en terrenos nitrogenados y descuidados, a menudo junto a otras compuestas punzantes como el cardo mariano (Silybum marianum) o híspidas como el raspasayo (Picris echioides) y la parraca (Picris hieracioides) que, con un punto de desprecio y desinterés, se denominan conjuntamente cardos.
Una especie muy parecida es Carduus pycnocephalus, menos frecuente en la comarca de Bages, con porte algo menor y con las alas más estrechas e interrumpidas en la parte más alta del tallo.
[fotos Jordi Badia]