La carlina de monte o silvestre (Carlina vulgaris subsp. vulgaris) es una hierba de la familia compuestas que aparenta ser una versión con tallo y capítulo menor de la popular carlina (Carlina acanthifolia subsp.cinara) que, en las comarcas del Pirineo catalán, se acostumbra a colgar en la estancia principal o en la puerta de entrada de las casas antiguas como símbolo de bienvenida y objeto decorativo natural.
La carlina de monte suele durar dos años. Levanta un tallo erecto de uno o dos palmos, simple o muy poco ramificado en la parte alta, que culmina en un capítulo de 2-3 cm de diámetro. Las hojas son sésiles, de limbo lanceolado con el nervio central muy visible, ancho y blanco. Los tallos y los márgenes de las hojas están repletos de dientes espinosos que apuntan en todas direcciones; la carlina de monte es una planta que no hay por donde cogerla. En la parte más alta del tallo, las hojas pasan insensiblemente a ser brácteas externas, verdes y punzantes del capítulo. Más adentro del capítulo se encuentra otro tipo de brácteas, éstas liguliformes sin espinas, como cintas estrechas de 15-20 mm de longitud, de color dorado claro y dispuestas radialmente como un sol. Las flores, en el receptáculo del capítulo, son todas tubulosas y con corola del mismo tono dorado claro que las brácteas internas.
La carlina de monte florece en pleno verano.
La carlina de monte vive en prados entre pinares de pino negral, en condiciones climáticas sub-mediterráneas. En la comarca de Bages, la carlina de monte se hace más frecuente a medida que se gana en altitud. Se encuentra también en la vertiente septentrional del macizo de Montserrat.
[fotos Jordi Badia]