El ciervo volador (Lucanus cervus) presenta un dimorfismo sexual muy marcado. El macho (en las fotos 1ª y 2ª), más grande que la hembra (en la foto 3ª), destaca por sus mandíbulas enormes que le sirven como pesado reclamo sexual y como arma en las disputas entre machos.
Con todo el peso, el ciervo volador aún consigue elevarse en un vuelo ruidoso.
Las larvas se alimentan durante años de la madera de encinas y robles.
Con el objetivo de evitar la expoliación de sus poblaciones escasas, el ciervo volador es una especie protegida por ley en Cataluña.
[fotos Oriol Oms (1ª y 3ª) y Jordi Badia (2ª)]
- Ver Pseudolucanus barbarossa, una especie próxima.
- Ver el ciervo volador menor (Dorcus parallelipipedus)
- Ver el artículo Coleòpters, en catalán, de Jordi Badia.