Con el nombre popular en español de cochinillas de la humedad se conocen a los crustáceos terrestres del orden isópodos, estos simpáticos bichos con caparazón articulado que se enrollan en una bola si se sienten amenazados o si las condiciones son adversas. Existen numerosas especies; una de las más comunes en la comarca de Bages, y en general en las tierras a baja altitud en Cataluña, es Armadillidium vulgare que muestran las imágenes.
Armadillidium vulgare posee el cuerpo semicilíndrico, abombado en el dorso y plano en el abdomen, de unos 10-12 mm de longitud y protegido por una coraza compuesta por un segmento cefálico, 7 segmentos dorsales y un segmento final o pleon que a su vez comprende 5 segmentos estrechos. Su color es gris pizarra con manchas más o menos abundantes de color amarillo limón. A cada segmento dorsal le corresponde un par de patas (7 x 2 = 14 patas), parecidas a las antenas. Realizan diversas mudas durante su crecimiento.
Las cochinillas de la humedad necesitan de ésta al ser crustáceos. Se encuentran bajo la hojarasca del suelo, de la que se alimentan y contribuyen a descomponer.
La capacidad para transformarse en una bola acorazada, protegida por la parte dorsal del exoesqueleto no es exclusiva de los crustáceos isópodos. Los diplópodos del orden Glomerida hacen exactamente lo mismo. Éste debe ser el caso más fantástico de convergencia evolutiva entre animales que, en teoría, no tienen porqué parecerse. A pesar de que es fácil confundirlos, los diplópodos -como Polydesmus– se distinguen de los isópodos al tener dos pares de patas por segmento.
[fotos Jordi Badia]