La cosconilla o lechuguilla dulce (Reichardia picroides) es una hierba perenne de la familia Compuestas, común en los márgenes secos de caminos y en los yermos. Se trata de una planta con tallos y hojas glaucos, de un verde azulado, que alcanza medio metro de altura. Las hojas de la roseta basal son sésiles con limbo obovado –más ancho en su mitad distal que en la proximal- y lóbulos profundos en el margen, mientras que las caulinares son abrazadoras y menos lobuladas.
En verano, la cosconilla florece en capítulos de flores liguladas amarillas alzados por pedúnculos largos. El receptáculo tiene forma de peonza de un diámetro máximo de alrededor de 1 cm cerca de la base y contraído más arriba. Este receptáculo está protegido por brácteas en forma de corazón invertido, de tamaño desigual y con un margen escarioso. Casi siempre alguna bráctea, formada fuera de lugar o antes de tiempo, se encuentra debajo del receptáculo, en el pedúnculo. Las flores externes dan fruto, un aquenio con surcos transversales y un plumero de pelos blancos, mientras que las centrales son estériles. Una vez han caído los frutos, el receptáculo de los capítulos en forma de copa vacía se mantiene durante mucho tiempo sin función.
Las hojas de la roseta basal de la cosconilla son buenas comestibles; se comen frescas en ensalada aunque, como las de lechuga, hay que recogerlas antes de que la planta inicie la floración.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª, 5ª y 6ª) y Florenci Vallès (3ª y 4ª)]