La cotorra argentina o cotorra de pecho gris (Myiopsitta monachus) es un pájaro de la orden de los psitaciformes (loros) originario del centro y el norte de Argentina; Uruguay; Paraguay; el centro y el sur de Bolivia; y la parte sur de Brasil limítrofe con los países anteriores. Las cotorras de pecho gris que se han encontrado viviendo en libertad en el Estado Español pertenecen a la subespecie Myiopsitta monachus monachus, originaria del nordeste de Argentina, del sur de Brasil y de Uruguay.
Mide 28-31 cm de largo y es algo menor y más estilizada que una paloma. Los sexos son similares. Su coloración general es verde brillante, pero tiene frente, mejillas, garganta y pecho de color gris. Su pico es marrón claro, su iris es oscuro y sus patas son grisáceas. Los individuos jóvenes se distinguen porque tienen la frente de color gris verdoso.
Han sido identificadas hasta nueve vocalizaciones diferentes en la cotorra de pecho gris. En vuelo, repiten un fuerte y áspero «krrah krrah«, mientras que cuando están posadas pueden emitir regularmente un débil parloteo «roooarh«.
En su área de origen, ocupa bosques de sabana semiárida, matorral de vegetación xerófita, arbolado de ribera, áreas abiertas con árboles dispersos, etc. En su distribución es esencial la disponibilidad de árboles para la construcción de nidos. Así, la especie se ha visto favorecida por la introducción de árboles como los eucaliptos y la instalación de postes eléctricos en zonas desarboladas.
El nido (foto 2ª) no sólo sirve para la cría, sino también como dormitorio durante todo el año. Constituye así el centro de actividad diaria de los individuos, del cual parten cada día en pequeños grupos. Las cotorras argentinas son la única especie de loro cuyo nido es construido juntando y entrelazando pequeñas ramas. la foto 5ª muestra a una cotorra argentina en la copa de un aligustre de China (Ligustrum lucidum), en la que ha escogido ya una rama seca y dispuesta al trabajo; en la foto 6ª, la cotorra tiene ya la rama que ha serrado con su potente pico y que llevará hasta el nido. Construyen así una estructura de aspecto globular, con una entrada en forma de túnel que conduce a la cámara interior. Altamente sociables, un nuevo nido puede ser construido adosado a uno ya preexistente, formándose de esta forma un nido compuesto. Los nidos compuestos están formados por un conjunto de cámaras independientes a las que se accede por sus respectivas entradas. En Argentina se ha citado el caso de nidos compuestos, construidos sobre torres metálicas, con más de 70 cámaras cada uno. Existen indicios de cría cooperativa, es decir, los jóvenes podrían eventualmente ayudar a criar a sus hermanos de la siguiente nidada.
La especie se alimenta principalmente de semillas, frutos, flores, brotes y larvas de insectos, tanto en los árboles como sobre el suelo. En áreas agrícolas, se alimentan también de semillas como maíz, girasol o sorgo y de frutas como cítricos, melocotones o peras, por lo que es considerada como una plaga para la agricultura. Debido a ello, y a los problemas que los nidos construidos en postes de electricidad causan sobre el tendido eléctrico, los nidos son a menudo destruidos o quemados, pero esta medida de control resulta poco efectiva.
Las cotorras argentinas silvestres que se encuentran fuera de su área de origen, en Europa y en Norteamérica, son descendientes de ejemplares cautivos -comprados como animales de compañía que huyeron o fueron liberados. Vive en libertad en Cataluña como mínimo desde 1975, cuando fue vista por primera vez volando por el cielo de Barcelona. En esta ciudad y su área metropolitana viven ahora miles de ejemplares, totalmente adaptados al ecosistema urbano, donde se alimentan en los parques y jardines, y crían básicamente en las palmeras. En el Bages cría como a mínimo desde el año 1992, preferentemente en los árboles de ribera, pero lo hace de forma localizada. En la ciudad Manresa ha construido nidos sobre los abetos y cedros (foto 2ª, nido de cotorras sobre un cedro en el barrio de La Balconada).
Se ha visto a la cotorra argentina alimentándose de frutos de melia (Melia azedarach), un árbol originario de las partes bajas del sur y el este del Himalaya cuyos frutos son muy tóxicos para los humanos y para otras especies. Probablemente, en el Bages, la cotorra argentina es el único vertebrado que se come estos frutos.
[fotos Florenci Vallès (1ª), Jordi Badia (2ª y 3ª) y Oriol Oms (4ª)]
- Ver la menos frecuente cotorra de Kramer (Psittacula krameri).
- Ver el artículo ¡Qué bueno que viniste!, en catalán, de Jordi Badia.