La falsa acacia (Robinia pseudoacacia) es un árbol de la familia papilionáceas, originario del sureste de Estados Unidos de América y extendido por casi toda Europa, exceptuando solo las regiones más frías, también por Cataluña y por la comarca de Bages.
Tiene la corteza rugosa por estrías verticales, la madera muy dura y las ramas punzantes por el par de espinas disimuladas en el punto de inserción de las hojas.
Las hojas son caducas, blandas y de un verde amarillento si el árbol crece en terreno calizo, compuestas imparipinnadas con 5-12 pares de folíolos no exactamente opuestos más el folíolo terminal, todos ellos peciolulados, con limbo de contorno elíptico de unos 40×20 mm y margen entero. Al atardecer, las hojas tienden a desmayarse y los folíolos a plegarse por su nervio central hasta que, con el nuevo día, hojas y folíolos recuperan sus posiciones extendidas para captar la luz.
En los meses de abril y mayo, la falsa acacia saca vistosos racimos de flores blancas que cuelgan de las ramas. Las flores tienen la morfología clásica de simetría bilateral de las papilionáceas, con el pétalo superior o estandarte relativamente grande. El abundante néctar de estas flores las convierte en aromáticas, dulces y comestibles y, a la vez, en objetivo de las visitas de las abejas. Los frutos son legumbres planos y de color oscuro que, a pesar de estar ya secos, se mantienen colgantes en racimos hasta la primavera siguiente en la que convivirán con las flores de la nueva temporada. Finalmente, las dos vainas de la legumbre seca se abren y liberan las semillas negras y tóxicas.
La falsa acacia es un árbol que se ha venido plantando durante muchos años en parques y jardines, de los que se ha independizado extensamente en sotos, zarzales y áreas suburbanas moderadamente húmedas. Posee una notable capacidad de rebrote que se manifiesta después de incendios y que dificulta su extracción de los lugares que ha ocupado. La falsa acacia se considera una de las plantas con mayor potencial invasor en Europa.
Hemos observado nuevas y abundantes poblaciones de falsa acacia en el tramo final del valle del arroyo de Sant Esteve o de Mura (Talamanca) y en la vertiente de La Tolega (Sant Fruitós de Bages), nacidas por retoño y a partir de semilla después del incendio de 17.07.2022.
[fotos Jordi Badia]