La falsa tremela (Auricularia mesenterica) es una seta gelatinosa en forma de concha irregular que de vez en cuando se encuentra abundante sobre troncos caídos de caducifolios, creando una escena espectacular en las vaguadas más húmedas del bosque.
Toma formas lobuladas, a menudo con los cuerpos fructíferos fusionados y siempre con lóbulos menores en el margen. Su cara superior muestra colores concéntricos, en el centro y dominando el ocre oscuro, franjas de tonos gris, marrón, rojizo, azulado o incluso verde si crecen algas, y siempre una o más franjas blancas cerca del borde. Los colores vienen matizados por una vellosidad de hifas blancas o por esporas adheridas también blancas. El reverso, de color uniforme marrón claro con un matiz oliváceo, posee grandes pliegues. Los márgenes pueden enrollarse hacia arriba, en una posición involuta que esconde la cara superior. A la variabilidad morfológica intrínseca de esta especie hay que sumar la diferencia según su estado húmedo o seco.
La falsa tremela es una seta persistente que puede aparecer en años consecutivos sobre el mismo tronco. Posee una gran capacidad para alterar la madera. Olmos y hayas son sus troncos predilectos, pero la grafiosis ha acabado con los olmos adultos en la comarca de Bages, en la que tampoco existen los hayedos. Por ello, la falsa tremela se enfrenta, en la comarca de Bages y en otras, a la nada halagüeña situación de haber prácticamente perdido su huésped principal.
Las setas gelatinosas tienen tradición en la cocina china, aunque no en la catalana. No está claro que la falsa tremela sea comestible.
Una especie similar es la oreja de Judas (A.auricula-judae) que no posee ninguna coloración zonada en la cara superior.