Galio

Galium verum subsp. verum

El galio (Galium verum subsp. verum) es una hierba perenne de la familia Rubiáceas, con tallos débiles que no consiguen levantarse por encima de 1 o 2 palmos y hojas lineales dispuestas en verticilos, como es característico de la familia.
Los tallos aéreos, circulares y de 1 mm de diámetro brotan de rizomas subterráneos más gruesos que extienden la planta y la mantienen en invierno. A intervalos cortos de estos tallos aéreos se disponen verticilos de 6-12 hojas lineales, de unos 15-20 mm de longitud y menos de 1 mm de ancho, con punta aguda aunque no punzante y ordinariamente con márgenes revolutos. A diferencia de muchas otras especies del mismo género como el amor del hortelano (G.aparine), el galio no está provisto de aculéolos o ganchitos que le ayuden a encaramarse sobre otras hierbas, o que le den tacto áspero.
En los verticilos situados en la mitad distal del tallo nacen también inflorescencias cimosas con pedúnculo algo más largo que las hojas correspondientes. Las flores son pequeñas, densas y muy numerosas; en ellas a simple vista solo se aprecia la corola amarilla simpétala, de 2-3 mm diámetro, constituida por un tubo curto que se abre completamente en 4 pétalos dispuestos en cruz, del cual asoman 4 estambres. Florece en verano. El fruto está formado por dos esferas soldadas, de superficie lisa.

El galio es una planta de los prados frescales, con área de distribución extensa y una notable amplitud altitudinal que abarca desde el litoral hasta los prados subalpinos. Su óptimo se halla en los prados montanos, donde suele ser abundante. En la comarca de Bages se encuentra preferentemente en prados cercanos a cursos de agua; una localidad clásica en el Pla de Bages es la de las orillas de la Acequia de Manresa.

Las sumidades florales del galio se utilizan para cuajar la leche en la elaboración de quesos.

[fotos Jordi Badia]