El garranchuelo (Digitaria sanguinalis) es una gramínea anual de la segunda mitad del año que se encuentra en huertos, regadíos y herbazales. Alcanza 30-60 cm de altura. Se caracteriza por formar en el extremo de los tallos 4-6 (10) espigas de 5-18 cm longitud por tan solo 2 mm de anchura, en disposición casi digitada y abiertas en abanico tridimensional. Las espigas inicialmente se encuentran juntas y verticales, luego, a medida que maduran, se abren y caen hacia los costados. Obviamente, de la disposición de las espigas deriva su nombre genérico Digitaria, mientras que el adjetivo específico sanguinalis se refiere al tono granate o violáceo que estas espigas adquieren al madurar. El raquis de cada espiga tiene sección triangular. Este raquis no es completamente recto, sino algo sinusoidal para encajar en cada una de las concavidades un par de flores, la superior con un pedicelo más largo que el de la inferior. Como resultado de esta disposición, las flores se alinean en dos hileras. Las anteras de los estambres, muy visibles al colgar de las flores, pasan de un color granate oscuro inicial al amarillo pálido. Las hojas son ligeramente pilosas, especialmente alrededor de la pequeña lígula. El garranchuelo suele formar tallos cortos rastreros de los que, por ramificación o mediante un codo, se levantan diversos tallos verticales.
El garranchuelo crece en los huertos, en los que se considera una mala hierba. Su distribución es subcosmopolita, incluyendo Europa por completo.
[fotos Montserrat Porta y Jordi Badia]