El helecho o helecho común (Pteridium aquilium), el helecho por excelencia, es una planta exuberante, de hasta 2 metros de altura, capaz de conseguir poblamientos monoespecíficos extensos. Un rizoma subterráneo largo, grueso y oscuro une distintos pies superficiales. El rizoma es perenne, mientras que los tallos y las frondes se secan en otoño y renuevan cada año. Las frondes -el nombre más propio de las hojas de los helechos- son ampliamente triangulares y divididas repetidamente según un patrón fractal hasta llegar a lóbulos estrechos. En la cara inferior de las frondes, junto al margen revoluto que los protege, se sitúan linealmente los soros que producen las esporas en la segunda mitad del año.
El helecho común es propio de áreas lluviosas con suelo silíceo, en las que se instala en los prados sometidos a presión excesiva de pastoreo y en los linderos del bosque. Ocupa una gran extensión en el Pla de la Calma, en el Montseny, sobre areniscas, filitas y pizarras silíceas. En cambio en la comarca de Bages, donde no se encuentran rocas silíceas, el helecho común no es tan común. Más bien se trata de una planta poco frecuente que se encuentra solo en algunas umbrías y vaguadas frescas, no demasiado lejos de los arroyos. Aunque en las localidades de la comarca de Bages donde sí aparece -como son muchos puntos de la subcomarca de Moianès, en los alrededores de Mura o cerca del pozo de hielo del arroyo de Guardiola- el helecho común constituye poblaciones con buena vitalidad.
Un dibujo del helecho común ilustra la portada del volumen primero, editado en el año 1984, de la Flora dels Països Catalans, obra de los eminentes y laboriosos botánicos Oriol de Bolòs y Josep Vigo, que continúa siendo el gran compendio de la flora de las tierras donde se habla en catalán.
[fotos Jordi Badia]