Jabalí

Sus scrofa

El jabalí (Sus scrofa) es una especie que se encuentra en una gran extensión de Eurasia y una pequeña parte del norte de África. En esta extensa área de distribución se distinguen distintos grupos o subespecies según las características morfológicas. La subespecie que se encuentra en Cataluña es Sus scrofa scrofa, que se extiende por Europa, norte de África y Asia occidental y central. Ha sido introducido, generalmente como pieza de caza, en una gran parte del continente americano, Australia, Nueva Zelanda y en algunas islas del Pacífico, creando importantes desequilibrios en los ecosistemas. La subespecie de la cual deriva el cerdo doméstico, Sus scrofa vittattus, se encuentra en estado salvaje en Asia oriental. Por tanto, el jabalí puede hibridarse con cerdos domésticos, ya que son subespecies de una especie común.

El jabalí se distingue del cerdo doméstico (ver figuras 1 y 2) por su pelaje oscuro, el cuerpo más corto y no tan barrigudo, la cola recta, las patas y el hocico más largos, las orejas cortas y levantadas y por su cadera más baja con la parte superior de las patas de atrás más corta.

Fig. 2. Puerca doméstica. Entre otros caracteres, obsérvese la longitud del cuerpo en comparación con la del jabalí (figura 1).

Además de los caracteres anatómicos visibles, estas 2 subespecies difieren en el número de cromosomas en cada célula. La hibridación entre las dos subespecies, además de dar lugar a ejemplares con caracteres intermedios, tiene una consecuencia importante en la capacidad de procreación ya que los cerdos domésticos han sido seleccionados por la producción de un elevado número de crías durante todo el año.

El jabalí es un animal salvaje, compacto, acorazado y con unos potentes colmillos. Este animal de estructura robusta posee una cabeza y un cuello muy voluminosos, concentrado el peso en el tercio anterior (figura 1). El cuello es rígido, poco articulado, lo que obliga al animal a girar el cuerpo si quiere mirar hacia un lateral. Las patas relativamente cortas le proporcionan estabilidad y facilidad de movimientos entre la maleza. Visto por delante (figura 3) tiene un aspecto comprimido. Este carácter, junto a su hocico cónico y alargado (figura 6), le permiten desplazarse fácilmente entre la vegetación más densa.

Fig. 3. Visto por delante, el jabalí muestra su silueta comprimida lateralmente.

Estos caracteres dan al jabalí una gran resistencia; es capaz de correr durante quilómetros sin parar si es perseguido. Además, el jabalí es un buen nadador. En los jabalís persisten caracteres evolutivos relativamente primitivos -los suidos han variado poco desde el Oligoceno-, lo que se ve favorecido por su estrategia ecológica fundamentada en la poca especialización de hábitat y dieta.

En Cataluña los jabalíes machos no suelen sobrepasar los 100 Kg, aunque excepcionalmente pueden llegar a los 150 Kg. En latitudes más altas pueden llegar a pesar el doble (fenómeno conocido como regla de Bergmann y que a menudo es debido a la disponibilidad de recursos). Su longitud máxima suele ser un metro y medio. La diferenciación entre sexos no resulta sencilla, especialmente entre los jóvenes. En general los machos adultos son más corpulentos y sus colmillos claramente visibles a partir del segundo año de vida. Los colmillos inferiores, que raramente superarán los 5 cm, tienen un crecimiento longitudinal curvado hacia atrás. Los colmillos superiores son menores, tienen un crecimiento transversal y están situados por detrás de los inferiores. A pesar de su denso pelaje en invierno, a veces se observa en los machos las protuberancias de los testículos, internos y situados junto a la cola (figura 4) o el pincel del pene y en las hembras las mamas..

El hocico del jabalí termina en una estructura reforzada que, junto con los colmillos, le permiten hurgar en el suelo (figura. 6) y hasta mover rocas sorprendentemente grandes. Su sentido del olfato es fino, incluso mejor que el de un perro. Confía más en el olfato, tanto para encontrar alimentos como detectar depredadores, que en la vista. Según la dirección del viento, el jabalí puede detectar olores a mucha distancia. A menudo realiza unas sonoras inspiraciones nasales para percibir mejor los olores. Si detecta un olor inquietante, como el olor humano, huirá. En la toma nocturna de las presentes imágenes de jabalís en estado salvaje, realizadas en el noroeste de la comarca de Bages, la principal dificultad fue conseguir la proximidad del jabalí sin que detectara el olor humano. La capacidad auditiva del jabalí es igualmente muy fina, mientras que su visión es limitada, útil básicamente durante el crepúsculo.

Fig. 4. Jabalí macho adulto con pelaje de invierno. Observar su corpulencia y los colmillos largos. Junto a la cola se intuyen las protuberancias de los testículos localizados en el interior del cuerpo.

Las patas del jabalí tienen 4 dedos, los dos centrales se apoyan en el suelo mientras que los otros dos laterales son solo vestigiales, como espolones. Los dedos vestigiales se utilizarán y quedarán impresos en las huellas solo si el desplazamiento es sobre un substrato blando –como el barro o la nieve- y profundo.

Fig. 6. El formidable olfato y el hocico alargado del jabalí son una herramienta infalible para la detección de alimentos. El jabalí bebe sorbiendo el agua, a diferencia de otros animales, como el perro, que los hacen a lametazos.

El pelaje del jabalí varía con las estaciones. En invierno, el pelaje tiene una capa inferior de borra, es muy denso, largo y de color marrón negruzco (figuras 1, 4, 9 y 10). En verano el pelaje no tiene borra, es menos denso, corto y grisáceo, lo que da al animal un aspecto rapado y más esbelto (figuras 3, 5 y 6). Al nacer, los pequeños jabatos tienen color marrón claro con once rayas longitudinales oscuras (figura 7). Este pelaje va desapareciendo hacia los 6 meses de vida, transformándose en un color oscuro rojizo que dura de los 6 a los 10 meses, cuando el animal pesará unos 30 Kg (figura 8). A partir de los 10 meses, los jabalíes tienen el pelaje oscuro de los adultos (figuras 1,3, 4, 5 y 6).

Fig. 7. Jabatos con pocos días de vida (fotografía 21 mayo). A pesar de su pequeño tamaño (ver huellas en figura 14), poseen ya una gran resistencia que les permite seguir los movimientos de los demás miembros de la piara. En cada parto suelen nacer 5 o 6 jabatos (ver también la figura 8).
Fig. 8. Jabalíes jóvenes, de 6 a 10 meses de edad (fotografía 30 noviembre, de ejemplares nacidos en la primavera anterior). Obsérvese el color parcialmente rojizo del pelaje (ver también las figuras 9 y 10).

A pesar de ser un animal omnívoro, la dieta del jabalí es preferentemente vegetariana. Consume bellotas, hayucos, castañas, bayas, raíces, bulbos, fruta, cereales cultivados como el trigo y el maíz, etc. Pero también gusta de la carne y aprovecha pequeños vertebrados como anfibios, roedores (ratones, topos…), conejos recién nacidos, invertebrados (gusanos, insectos, bivalvos, caracoles), huevos de pájaros que nidifican en el suelo (gallináceas, nidos en playas y humedales, etc.), carroñas, etc. A lo largo del año, la proporción entre los distintos tipos de alimentos es desigual; en los años en los que los frutos del bosque escasean, debido por ejemplo a sequías, el jabalí causa más destrozos en los cultivos. Un elemento fundamental en la dieta del jabalí es el agua, porqué ingiere una gran cantidad de alimentos secos, como las bellotas.

Los jabalíes suelen agruparse en piaras formadas por una o más hembras y su descendencia en la que pueden juntarse hasta tres generaciones: los jabatillos, los jóvenes de pelaje rojizo y los subadultos jóvenes. Cada grupo puede constar fácilmente de 20 o más individuos. A pesar de que la piara pueda tener más de una hembra adulta, solo una de ellas lidera el grupo. Las hembras adultas solo abandonarán la piara unos pocos días para dar a luz. Los machos adultos son polígamos, se mantienen algo al margen de la piara a la que se incorporan especialmente para fecundar las hembras. En las piaras no existen otros machos parientes, ya que son ahuyentados por el macho adulto y por las hembras, que no los quieren con ellos en la piara. Esto evita la endogamia.

Fig. 9. En período de apareamiento (fotografía 30 noviembre) el macho, en el centro, frecuenta la piara para aparearse con la hembra, a la izquierda. Los jabalíes jóvenes se mantienen apartados del macho.
Fig. 10. Fotografía 12 enero: la piara está compuesta por una puerca dominante, sus crías y otras puercas.

A pesar de que la mayoría de imágenes que vemos sobre jabalíes son tomadas de día, ya que la fotografía nocturna es difícil y laboriosa, en realidad el jabalí es un animal fundamentalmente nocturno y crepuscular. A cambio de no dejarse ver fácilmente durante el día, el jabalí, con su tamaño, deja constancia fehaciente de su actividad. El territorio de un jabalí está surcado por sendas que conectan las áreas donde desarrolla sus actividades vitales: dormir, comer, bañarse, esconderse, etc.

Fig. 11. Senda utilizada por una piara de jabalíes.

Los rastros más frecuentes del jabalí son, por una parte, las huellas de dos dedos abiertos grabadas en el barro de los charcos de los caminos y de las orillas de charcas y, por otra, las hozadas con el hocico, a menudo en áreas extensas, para desenterrar raíces, bulbos, gusanos o setas comestibles. Las hozadas del jabalí son lineales en un suelo blando, y superficiales e irregulares si el suelo es duro.


Fig. 12. Charca donde los jabalíes beben y toman el baño.
Fig. 13. Huellas de pezuñas de jabalíes adultos o subadultos. A menudo los dedos vestigiales (ver figura 5) no quedan marcados.
Fig. 14. Huella de un jabato de pocas semanas de vida. La escala da idea del pequeño tamaño de los jabatos (ver figura 7).
Fig. 15. El jabalí ha hurgado en el suelo escaso de esta vertiente pedregosa.

Los baños en el barro constituyen una actividad importante para el jabalí, sobre todo en verano, que le permiten liberarse de parásitos y combatir el calor.

Fig. 16. Jabalí tomando su baño de barro. Comparar esta imagen con la figura 17 .
Fig. 17. Barro seco en una charca donde el jabalí ha tomado un baño. El jabalí ha puesto su culo en remojo, dejando esta depresión en el terreno en la que se observa también la huella alargada de la cola (ver figura 16).

Fig. 18. El revolcón del jabalí en el barro deja grabadas las marcas de su pelaje .
Fig. 21. Poste de pino de línea eléctrica que el jabalí usa para frotarse, igual que en un tronco de pino.

El jabalí excava raíces de pinos y roe su corteza. Esto sucede principalmente a principios de primavera, que debe coincidir con el tiempo cuando la corteza de las raíces está más blanda. El daño al pino es grave.


Fig. 24. Los excrementos también muestran la presencia del jabalí. Sus defecaciones son elipsoidales, a menudo compuestas.

La mortalidad del jabalí por causas naturales es importante durante sus 2 primeros años de vida. No obstante, cuando es mayor, gracias a su gran resistencia y versatilidad, el jabalí es un animal con pocas causas de muerte natural. Con sus depredadores prácticamente extintos en Cataluña, el único depredador que se enfrenta a un jabalí adulto es el hombre. Raramente se encuentran jabalíes de 6 años o más, ya que la mayoría son abatidos en cacerías antes de cumplir los 2 años. Sin caza, podrían llegar a vivir hasta más de 20 años. Actualmente la caza tiene el efecto beneficioso de controlar el número de jabalíes cuando éstos conviven con el agricultor, pues puede dañar considerablemente las cosechas.

En muchos lugares, en Cataluña entre ellos, el jabalí se caza mediante batida. Una banda de cazadores, habitualmente con perros, bate la zona en la que se ha visto el jabalí o se han detectado sus rastros (huellas recientes,…). Éstos espantan al jabalí que huye, a menudo por los caminos que utiliza habitualmente. Otros cazadores están distribuidos en pasos estratégicos desde los que es fácil disparar a los jabalíes en su huída. El jabalí también puede cazarse al acecho, esperándole en los lugares que frecuenta. Su cacería suele durar desde mitad de octubre hasta mitad de febrero, justo antes de que las puercas den a luz.

El celo de las puercas, que son fértiles a los 8 meses, ocurre en otoño e invierno, generalmente desde mitad de octubre hasta mitad de febrero, según las zonas. Durante el celo, los machos competirán por las hembras con disputas entre ellos y dejando marcas olfativas y visuales para mostrar su fuerza. A veces, en especial si alimentos como las bellotas son abundantes, algunas hembras pueden tener dos períodos de celo, uno temprano en otoño (septiembre y octubre) y otro en primavera (mayo). La gestación dura 4 meses. Cuando nacen, los jabatillos pesan menos de 1 Kg. Como media, de cada parto nacen entre 5 y 6 jabatos. La puerca tiene 5 pares de mamas. Los jabatos son ya plenamente activos al nacer, pero pasarán alrededor de una semana en una cama junto a la madre y después se incorporarán al grupo. La lactancia dura 3 o 4 meses, aunque a los 20 días de su nacimiento los jabatos empiezan ya a comer vegetales. Una puerca no dudará en atacar a cualquier animal, el hombre incluido, que pueda ocasionar algún daño a los jabatos. Esta circunstancia, junto a la de animales perseguidos, acorralados o malheridos, son las situaciones en las que el jabalí puede ser peligroso para el hombre. En cualquier otro caso, el jabalí será siempre un animal huidizo y discreto.

A pesar de que el jabalí pueda llegar a ocasionar algún problema al hombre (daños en las cosechas, accidentes de tráfico, etc.), este animal despierta una gran admiración. A parte de ser un animal sorprendente, es el único gran mamífero común en nuestros bosques.

[Fotografías de Oriol Oms, excepto Jordi Badia (19 a 23) y Florenci Vallès (24)]