La jara blanca (Cistus albidus), conocida también como estepa o jaguarzo blanco, a pesar de ser silicícola como la mayoría de congéneres, crece bien en terrenos descarbonatados. Se encuentra abundante en las partes altas de los macizos de Montserrat y de L’Obac, donde el carbonato de calcio ha desparecido del suelo, lixiviado por la lluvia. En cambio es muy rara en el resto de la comarca. La jara blanca suele ser el arbusto dominante en los matorrales de las lomas de la sierra de L’Obac.
Las hojas ovadas, blandas y sésiles se disponen opuestas por parejas cruzadas, de manera que el tallo, visto por encima, muestra cuatro hileras de hojas perfectamente alineadas. En pleno verano o en tiempos de sequía persistente, estas hojas pueden adoptar un tono marchito e incluso caer. El nombre de jara blanca se refiere al color claro, grisáceo a causa de la pilosidad, de toda la planta; no al color de sus flores. Cuidado a no confundir la jara blanca (Cistus albidus) con alguna de las jaras de flor blanca como serían, por ejemplo, el jaguarzo morisco (C.salviifolius) y el romero macho (C.clusii). La flor de la estepa blanca es descaradamente grande y llamativa, con cinco pétalos rugosos de color rosa purpúreo y numerosos estambres amarillos. Para aumentar la confusión de los colores, excepcionalmente algunos ejemplares de jara blanca tienen las flores blancas, como muestra la imagen 5ª.
El fruto es una cápsula que se abre mediante 5 valvas para liberar las semillas pequeñas, numerosas y secas, que pueden mantenerse viables durante muchos años en el suelo.
[fotos Marta Queralt López Salvans (1ª y 2ª) y Jordi Badia (3ª, 4ª y 5ª)]
- Ver su particular planta parásita, el hipocístide o granadilla (Cytinus hypocistis ssp.kermesinus [= C.ruber]).
- Ver el minero de la jara (Dicladispa testacea).
- Ver el artículo Flors albines, en catalán, de Jordi Badia.
- Flora de Bages – Herbario de P. Font Quer.