El jopo (Orobanche latisquama) pertenece a la familia de las orobancáceas, una familia próxima a la de las labiadas o lamiáceas, la familia a la cual pertenece el romero. La familia de las orobancáceas está formada por plantas herbáceas holoparásitas -que no hacen la fotosíntesis y obtienen todo su alimento de otra planta (el hospedante)- o hemiparásitas -que hacen la fotosíntesis y a la vez parasitan al hospedante. El género Orobanche comprende tan sólo hierbas holoparásitas perennes o anuales.
El jopo es una especie perenne, que en la época del año desfavorable tan sólo mantiene viva la parte subterránea -es, por lo tanto, un geófito. Obtiene su alimento parasitando a través de sus raíces las raíces del romero (Rosmarinus officinalis) y tan sólo manifiesta externamente su existencia cuando produce las espigas de color rojo violáceo destinadas a su reproducción, que miden de 20 a 40 cm de alto y empiezan a salir en marzo. Estas espigas, que no se forman todos los años, traen unas flores con una corola de color púrpura, violáceo o cobrizo que mide 22-35 mm de largo y tiene una forma semejante a la de la capucha del hábito de un fraile -de ahí probablemente viene la denominación catalana del jopo, que es frare (fraile). Las flores, que se abren en primavera, tienen cuatro estambres libres que están soldados a la corola y un estigma amarillo muy aparente.
La imagen 1ª muestra al jopo iniciando su crecimiento; la 2ª y la 3ª un tallo ya crecido y con las flores abiertas.
El jopo es una planta de distribución iberomagrebina y su límite de distribución septentrional pasa por el norte del Bages.
[fotos Florenci Vallès (1ª y 3ª) y Jordi Badia (2ª)]