El madroño (Arbutus unedo) es un arbolillo perteneciente a la familia ericáceas, de crecimiento lento, que no suele superar los 5 metros -excepcionalmente puede llegar a los 10- y que normalmente se encuentra en porte arbustivo. Su copa es densa, irregularmente redondeada, sostenida por un tronco sinuoso, ramificado a poca altura o ya desde la base. La corteza vieja es delgada, de color marrón rojizo y se desprende en pequeñas láminas alargadas (imagen 1ª). Las hojas son simples, en disposición esparcida, perennes y coriáceas, con el limbo lanceolado u obovado, de 3-11 cm de largo por 2-4 de ancho, con ápice agudo y margen serrado. Estas hojas muestran color verde oscuro brillante en el anverso y verde pálido en el reverso. El pecíolo mide 0,2-1 cm y tiene color rojizo.
En otoño, en el extremo de las ramas del madroño aparecen sus flores en forma de campanilla boca abajo, agrupadas en racimos colgantes. Las flores son pequeñas y de color blanco amarillento o rosado, a menudo teñidas de verde en su parte superior. Presentan pedúnculos rojos y una corola campanulada de 7-10 mm de diámetro, dividida en 5 pequeños lóbulos con la punta revoluta (imagen 3ª). La corola protege 10 estambres con filamentos pilosos en su parte inferior y dos cuernecitos en cada antera. El cáliz es minúsculo, consta de 5 sépalos unidos. Estas flores son polinizadas por abejorros capaces de mantenerse activos con temperaturas bajas.
Su fruto, conocido igualmente como madroño, es una baya esférica de 1,5- 2,5 cm de diámetro, blanda y con superfície granulada. Muy aparente, pasa del color verde al amarillo y naranja y, finalmente, al rojo oscuro y brillante al alcanzar la madurez, cuando es comestible (foto 6ª). La carne es dulce y jugosa, de color amarillo. Contiene numerosas semillas. La madurez de los frutos llega a mitad de otoño o a principios de invierno, un año después de la floración, coincidiendo con la aparición de las flores nuevas (imágenes 2ª, 4ª y 7ª). El madroño sirve de alimento a pájaros y mamíferos que actúan como diseminadores de las semillas a través de los excrementos.
La imagen 2ª presenta dos madroños; el ejemplar de arriba tienen frutos pero el de abajo no, y tanto el uno como el otro están en flor, aunque el de abajo tiene más densidad de flores. La fructificación de las especies leñosas silvestres como el madroño, contrariamente a lo que sucede con las variedades de especies cultivadas, que son clones, puede variar mucho de un individuo a otro, aunque los dos vivan en las mismas condiciones y sean de edad, tamaño y vitalidad similares. Este hecho es debido posiblemente a la variabilidad genética propia de la mayoría de poblaciones de vegetales silvestres, la cual hace más probable la supervivencia de las especies frente a los cambios ambientales y es la base de su evolución. La foto fue tomada cerca de Santa Cecilia de Grevalosa (Castellfollit del Boix), el 10 de noviembre de 2007.
El madroño tolera la sombra moderada de los encinares claros, pero tiene su mejor aspecto en las maquias, donde a menudo es la especie dominante. En la comarca de Bages, el madroño domina extensas maquias en áreas montañosas de Súria, Sant Vicenç de Castellet, Rajadell, Castellnou de Bages y aún en otras zonas. El madroño posee una gran capacidad para sacar nuevos retoños tras un incendio forestal.
El madroño es una especie valorada en jardinería. Su madera es dura y de alta densidad. La albura es de color blanco amarillento y el duramen rojo carmín. Se trabaja fácilmente, por lo que se utiliza en ebanistería y tornería. Es valorada igualmente como combustible y produce un carbón vegetal de buena calidad. Sus hojas se han utilizado para curar diarreas. Con los frutos, los madroños, se preparan confituras y mermeladas. Los mejores son los más maduros, a punto de caer de la rama o ya en el suelo. En este estado pueden contener hasta un 0,5% de alcohol, lo que difícilmente justifica su fama de ocasionar embriaguez y dolor de cabeza. Los madroños fermentados son la base de algunas bebidas alcohólicas. Su nombre unedo deriva del latín unum edo, que significa «como solo uno» y se refiere al hecho que comer más de uno es perjudicial.
El hongo Septoria unedonis causa las manchas rojizas dispersas en las hojas del madroño; se trata de una infección fúngica muy extendida entre las poblaciones de madroño.
[fotos Florenci Vallès (1ª y 2ª), Jordi Badia (3ª, 4ª, 5ª y 6ª) y Marta Queralt López Salvans (7ª)]