La oronja vinosa o amanita rojiza (Amanita rubescens) es una seta grande con dos caracteres marcados que la diferencian de otras especies del género Amanita, el anillo blanco, largo y estriado como una cortinilla y el color vinoso al cual vira la carne si se fragmenta o erosiona, principalmente en la base bulbosa del pie.
Su forma es la de una seta robusta, con un sombrero grueso y convexo que no llega a aplanarse completamente hasta después de completado el crecimiento. Los ejemplares mayores alcanzan diámetros de 15 cm en el sombrero y de 2,5 cm en el pie. La cutícula y la parte del pie debajo del anillo son de color ocre apagado, a menudo con matices rojizos. El sombrero lleva encima plaquitas rugosas e irregulares, de color blanco sucio, que corresponden a los restos del velo general. El pie, especialmente en el tramo debajo del anillo, posee escamas blancas con margen enrojecido dispuestas formando anillos en zigzag. Las láminas en la cara inferior del sombrero son densas y tan blancas como el anillo. El pie, siempre robusto, tiene una base engrosada y radicante, no una volva delimitada como otras especies del género Amanita.
En las heridas, la carne muestra un tono vinoso. En la imagen 2ª, este color vinoso se aprecia en una pequeña incisión en el margen del sombrero.
La oronja vinosa es una seta primeriza que, a pesar de una cierta preferencia por los hayedos y los robledales, aparece en todo tipo de bosques.
La oronja vinosa se considera comestible si se cocina completamente y se separa y rechaza el agua o el aceite de cocción, aunque, por lo menos en las comarcas de Bages, Moianès y Berguedà, no es apreciada ni recolectada del bosque.
La oronja vinosa puede confundirse con la pantera (Amanita pantherina), esta última más esbelta, con las escamas del sombrero y el pie completamente blancos, una volva diferenciada y venenosa. Esta posibilidad de confusión recomienda abstenerse de consumir ejemplares de identificación dudosa atribuidos a la oronja vinosa (A.rubescens); con setas del género Amanita es prudente no experimentar.
[foto Jordi Badia (1ª) y Montserrat Porta y Jordi Badia (2ª)]