La ortiga muerta (Lamium flexuosum) es una hierba perenne de la familia Labiadas que no tiene ningún parentesco con la ortiga (Urtica dioica), aunque sí un parecido increíble en su parte vegetativa.
La ortiga muerta tiene tallos de sección cuadrangular, erectos, de hasta medio metro de altura con hojas opuestas a intervalos regulares. Las hojas poseen un pecíolo corto y un limbo ovado algo más largo que ancho, con la punta aguda y el margen dentado. La planta por completo tiene color verde oscuro y está llena de pelos erizados, con el aspecto de una ortiga. Pero, a diferencia de la ortiga verdadera, los pelos de la ortiga muerta no son urticantes.
La floración evita la posible confusión. Sobre los pares de hojas en posición alta se forman verticilastros de 4-8 flores grandes y vistosas que nada tienen que ver con las flores discretas de las ortigas que son polinizadas por el viento. Las flores de la ortiga muerta tienen un cáliz en forma de copa que sigue en 5 dientecillos rígidos y una corola bilabiada blanca con el labio superior en forma de casco piloso por fuera y el labio inferior con dos pequeños lóbulos laterales y un lóbulo terminal mayor, alargado y escotado.
La ortiga muerta vive en ambientes húmedos y frescos, particularmente en los bosques de ribera. En la comarca de Bages es una especie muy rara que hemos encontrado en el humedal de La Bòbila en Santpedor, aunque no a orillas del agua. Pius Font i Quer, en su Flora del Bages, cita la ortiga muerta en Collsuspina.
[fotos Montserrat Porta y Jordi Badia]