El pazote o te de Méjico (Chenopodium ambrosioides) es un bledo, una hierba de la familia quenopodiáceas –actualmente incorporada en la familia amarantáceas- que se desarrolla durante la segunda mitad del año, alcanzando algo más de medio metro de altura.
El pazote es una hierba aromática, de un verde intenso, con tallos estriados ramificados desde muy abajo, muy hojosos. Las hojas son alternas, con pecíolo corto y limbo vagamente elíptico, de un máximo de 10 cm de longitud, con el margen más o menos dentado o sinuoso. Las flores son poco conspicuas, diminutas, dispuestas en glomérulos en las axilas de las hojas formando en conjunto una panícula en la parte distal de los tallos. Las flores poseen un envoltorio formado por 5 tépalos glabros y pueden ser hermafroditas, en las que se ven despuntar 5 estambres con filamentos finísimos, o únicamente femeninas. La polinización es anemófila.
El pazote o te de Méjico, como su nombre indica, se trata de una planta originaria de Méjico, expandida por el cultivo y naturalizada en muchas partes del mundo, entre ellas el área mediterránea de Cataluña incluida la comarca de Bages. Se considera una especie con potencial invasivo. Vive principalmente en tierras nitrogenadas, como los demás bledos. Hemos observado al pazote en el tramo final del valle de Rajadell (Manresa), aunque debe haber colonizado muchas otras localidades humanizadas o rurales en la comarca.
El pazote ha sido cultivado porque la esencia que se extrae de sus hojas y semillas combate eficazmente las lombrices intestinales. El principio activo contenido en la esencia es una sustancia terpénica denominada precisamente ascariol por su actividad antihelmíntica. Además de su aplicación antihelmíntica, las hojas basales del pazote son comestibles como las espinacas y, en Méjico, sus diminutas semillas sirven para aromatizar los populares platos de frijoles.
[fotos Carme Balet (1ª) y Jordi Badia (2ª)]