La polilla hermosa (Epicallima formosella), de la familia Oecophoridae de microlepidópteros, muy al contrario de la mayoría de las polillas cuyos colores son casi siempre grisáceos, apagados y discretos, luce un mosaico de tonos anaranjados vistosos.
Morfológicamente, es extraña e intrigante. Tiene el cuerpo menor de 1 cm, alargado y cubierto por las alas dispuestas como en un tejado a dos vertientes cuando está en reposo. Las alas anteriores muestran en la cara dorsal un patrón particular de zonas naranja más o menos amarronadas, delimitadas por líneas blancas. Estas alas terminan en un flequillo de pelos largos de color naranja que, al estar las alas junto al cuerpo, queda como la crin de un caballo o una cresta punk que va desde la mitad hasta el final del cuerpo. Las alas posteriores, escondidas bajo las anteriores, son grises y discretas, aunque tienen también flequillo. Las patas y las antenas largas y finas vienen pintadas en blanco y negro a tramos cortos, como una línea discontinua. Rematando la obra, la cara se prolonga adelante, se dobla atrás y luce un mechón de pelos naranja entre los que emergen dos palpos labiales dirigidos hacia arriba como antenas supletorias.
Las larvas de la polilla hermosa -dicen las reseñas de esta especie que se copian una a otra- se alimentan de corteza de troncos de chopo muertos. Poca cosa más se conoce de la polilla hermosa que parece surgida de la inspiración daliniana.
[foto Montserrat Porta]