Roble pubescente

Quercus pubescens

El roble pubescente (Quercus pubescens [= Q. humilis]) florece en abril, cuando las hojas nuevas acaban de salir y son aún muy tiernas. Las flores de sexos están en el mismo árbol, aunque separadas. Mientras que las flores femeninas son inconspicuas, los amentos de flores masculinas que cuelgan de las ramas son muy aparentes, como muestra la imagen 1ª. Las flores femeninas nacen individualmente o en grupos de 2 o 3, son difíciles de ver por ser muy pequeñitas y, evidentemente, de ellas se forma la bellota (fotos 3ª y 4ª). Por el contrario, las flores masculinas salen agrupadas en las inflorescencias denominadas amentos, son numerosas y muy visibles aunque transitorias. Estos amentos masculinos nacen en grupos en los extremos de las ramas a partir de brácteas tectrices. Constan de un filamento de unos 5 cm de longitud media, variable entre 2,5-10 cm, alrededor del cual lleva flores masculinas muy simples. A su vez, cada una de las flores masculinas consta tan solo de un perianto minúsculo estrellado en 4-9 lóbulos lineales y escariosos y 6-12 estambres. Tras liberar el polen al viento, el amento cae entero. El suelo bajo los robles queda lleno de estas inflorescencias exhaustas.

En otoño maduran las bellotas del roble pubescente, poco antes del cambio de color de las hojas. Las bellotas de roble germinan enseguida, aprovechando la humedad del otoño antes de la llegada del frío invernal.

La imagen muestra hojas de quejigo (Quercus faginea subsp. faginea) -a la izquierda- y de roble pubescente (Quercus pubescens) -a la derecha- vistas por el reverso. El color blanquecino de la hoja de roble pubescente, como su nombre indica, es debido a la presencia de una pubescencia densa que forma un tomento. Las hojas de los robles presentan variabilidad morfológica. Esta variabilidad es especialmente acusada en el Bages porqué abundan los árboles resultado del cruzamiento entre las dos especies de roble mencionadas. Estos individuos se han denominado a menudo Quercus x cerrioides; aunque, aplicando la definición genética de especie, los tres robles, Q. faginea, Q. pubescens y Q. x cerrioides, deberían considerarse sólo como subespecies de la misma especie, ya que son fértiles entre ellos y sus descendientes son igualmente fértiles.

[fotos Jordi Badia (1ª, 4ª y 5ª), Marta Queralt López Salvans (2ª y 3ª) y Florenci Vallès (6ª)]