Entre las especies de rosales silvestres, el rosal canino (Rosa canina) es la que, si encuentra los soportes adecuados, trepa hasta mayores alturas. Vive en zarzales y bosques de ribera. Se distingue de otras especies muy cercanas (R.agrestis, R.pouzinii,…) por la ausencia de pelos en los folíolos y en los pedicelos florales. Sus flores son grandes y vistosas, con 5 pétalos escotados de color rosa pálido o blanco y numerosos estambres. Los 5 sépalos son anchos –más que los de R.agrestis– con el margen dentado y reflejos o ya caídos en la fructificación.
El pseudofruto, originado por el tálamo de la flor y denominado cinorrodon en nomenclatura botánica, es una copa de color anaranjado primero, después rojo vivo y consistencia carnosa, que en su interior contiene frutículos duros y secos. En relación a otras especies, tiene la particularidad de terminar en un pequeño montículo o cono gris a la madurez. El pseudofruto se conoce popularmente en español como escaramujo o, de forma más irreverente, tapaculos. Es comestible si se toma la precaución de raspar y eliminar totalmente los pelos irritantes de color pajizo que recubren la cara interior de la pared y que constituyen la picapica. En caso contrario, estos pelos, tras atravesar indemnes el tubo digestivo, provocarán el escozor al que alude la sabiduría popular.
[fotos Jordi Badia]