Sapo partero

Alytes almogavarii (= A.obstetricans almogavarii)

El sapo partero (Alytes almogavarii [= Alytes obstetricans almogavarii]) es un sapo de tamaño pequeño, unos 4-5 cm de longitud, de forma similar a la de la rana, aunque con la piel rugosa por verrugas pequeñas, color oliváceo o grisáceo en el dorso con manchas de 1-2 mm oscuras o verdes distribuidas al azar más algunos puntos anaranjados vagamente alineados en los costados y color más claro en la cara ventral. En la cabeza sobresalen los ojos esféricos con iris anaranjado y pupila vertical y, detrás suyo, se observan los tímpanos de diámetro algo menor. Los dedos son libres, sin ningún atisbo de membrana interdigital.

Los sapos parteros adultos viven en tierra. Durante el día permanecen escondidos en rincones umbríos bajo piedras o en madrigueras que ellos mismos han excavado o de las que se han apropiado. Al anochecer y durante las primeras horas de la noche, se acostumbra a oír su canto: un silbido aflautado: “pu – pu – pu” a intervalos de pocos segundos, parecido al del autillo (Otus scops).

Su comportamiento reproductivo es muy peculiar. El amplexus tiene lugar de noche y en tierra. El macho se encarama sobre la hembra y la estimula hasta que ésta libera un rosario de huevos que el macho fecunda. Estos huevos, protegidos por una capa de mucílago y atados mediante un cordón fino, quedan adheridos en el dorso del macho, entre sus patas traseras (fotos 1ª y 2ª). La acción puede repetirse con el mismo o con otro macho. Un macho puede cargar con un centenar de huevos a los que debe proporcionar cuidado y humedecer periódicamente con visitas a una charca. Transcurrido alrededor de un mes, durante la visita del macho a la charca nacerán los renacuajos. Tras la eclosión, los renacuajos miden unos 17 mm de longitud; si las cosas salen bien en la charca, los renacuajos crecerán durante unos 3 meses hasta alcanzar unos 40 mm y pasarán a forma adulta. Los renacuajos de sapo partero poseen pequeñas manchas negras en la cola (foto 3ª).

El sapo partero vive en terrenos blandos de áreas agrícolas en toda Cataluña, incluyendo las comarcas de Bages y Moianès, pero no en las islas Baleares donde, solo en la sierra de Tramuntana de la isla de Mallorca, vive una especie endémica cercana, el ferreret (Alytes muletensis).

[fotos Elena Colell (1ª y 2ª), Ferran Fitó (3ª) y Montserrat Porta y Jordi Badia (4ª, 5ª y 6ª)]