El sapo corredor (Epidalea calamita [= Bufo calamita]) es posiblemente el sapo más abundante en la comarca de Bages. Las hembras llegan a medir de 5 a 8 cm de largo y los machos de 4 a 7 cm. Como su nombre indica, prácticamente no salta y normalmente no anda, sino que se desplaza en pequeñas corridas. Es de coloración oliva, gris o marrón, con manchas siempre más oscuras y, normalmente, una línea vertebral de color amarillo vivo. Presenta verrugas ovaladas y dispersas en el dorso, y dos glándulas parótidas -una detrás de cada ojo- paralelas entre ellas. Cuando estas glándulas son comprimidas, producen un veneno irritante que sirve como defensa de los depredadores. Tiene el iris de los ojos de color dorado. Se diferencia del sapo común (Bufo spinosus) por ser menor, por el color del iris (cobre en el caso del sapo común), por la raya vertebral amarilla y por la disposición paralela de las glándulas parótidas (oblicua en el caso del sapo común). Tiene costumbres terrestres -solo va al agua para reproducirse- y de actividad crepuscular y nocturna. Se alimenta de artrópodos. Canta por la noche, usualmente en coros y empiezando poco antes de la puesta del sol. Su sonido es un grito gutural, audible desde lejos, que dura uno o dos segundos y se interrumpe bruscamente.
De noviembre a febrero, aproximadamente, inverna escondido bajo piedras o en agujeros. El acoplamiento tiene lugar justo tras el final de la hibernación y se puede repetir hasta el comienzo del otoño. Cada hembra hace una puesta formada por un largo cordón gelatinoso que contiene de 3000 a 4000 huevos negros que miden alrededor de 1,5 mm de diámetro (foto 1ª). Cuando estos huevos tienen entre 4 y 6 días, eclosionan y de ellos sale una larva que inicialmente no tiene aspecto de renacuajo, sino que recuerda más bien un pez (foto 2ª). Al cabo de 3 días de la eclosión, esta larva ya tiene el aspecto típico y mide alrededor de 7 mm de largo (foto 3ª). Los renacuajos del sapo corredor se parecen bastante a los del sapo común. Son negros, tienen los ojos situados en la parte superior de la cabeza y llegan a medir, como máximo, unos 23 mm de largo. El cuerpo de los jóvenes, justo tras finalizar la metamorfosis, tiene una longitud de entre 10 y 15 mm. El sapo corredor normalmente vive de 6 a 10 años, pero la longevidad máxima registrada es de 16 años.
Está presente en el oeste y el centro de Europa, hasta Rusia occidental y las islas Británicas. No se encuentra en las islas Baleares ni tampoco al sur de los Alpes. No resiste el frío de la alta montaña y tolera las aguas salobres y los climas secos mejor que el sapo común.
Las 4 imágenes últimas corresponden a animales adultos, por orden de crecimiento. La foto 5ª muestra un sapo corredor aún joven, la 6ª un ejemplar de tamaño medio y la 7ª un sapo corredor adulto y grande, más oscuro de lo que es habitual, con la línea vertebral amarilla muy poco marcada y el cuerpo hinchado como respuesta defensiva a una posible agresión. La foto 8ª muestra el amplexus o cópula.
[fotos Florenci Vallès (1ª, 2ª, 4ª y 6ª), Jordi Badia (3ª, 5ª y 7ª) y Ferran Fitó (8ª)]
- Enlace al informe Seguiment del tòtil i d’altres amfibis a Manresa – 2019, de Ferran Fitó.
- Ver el artículo Els amfibis se la juguen, en catalán, de Florenci Vallès.
- Ver el artículo Els amfibis en declivi, en catalán, de Jordi Badia.