En la Gola del Bigaire –que podríamos traducir del catalán como la garganta del almadiero- el río Llobregat pasa por las grandes grietas que ha abierto en el estrato de roca caliza nodulosa, de origen marino en plataforma continental. Cuando el caudal es bajo, es posible cruzar el río saltando de roca en roca.
El tramo del río Llobregat de unos 3 km entre la confluencia del arroyo de Mura o de sant Esteve y la población de Pont de Vilomara mantiene las condiciones naturales del cauce y de todo el valle encajado. En el centro de este espacio natural se encuentra la Gola del Bigaire, que pertenece a los municipios de Manresa por la orilla derecha y de Talamanca por la izquierda. Cuenta la tradición que un bigaire –es decir un almadiero- murió aquí.
El tramo manresano del valle del Llobregat, bajo los riscos de Roca Tinyosa al este de Viladordis, se incluye en la Anilla Verde de Manresa, siendo su área más salvaje. El itinerario M5 “Els cingles del Llobregat” de la Anilla Verde de Manresa recorre este tramo de río y visita la Gola del Bigaire.
Desde los inicios de la industrialización en Catalunya, el río Llobregat ha sido intensamente explotado para mover turbinas, generar electricidad y poner en marcha fábricas. El río Llobregat vio crecer numerosas colonias industriales a sus orillas. Excepcionalmente, en el tramo de la Gola del Bigaire el río Llobregat es alegre y sin artificialidad, como si se tratara de un río pirenaico bien conservado, no del laborioso Llobregat en su curso medio. Aunque el caudal no es completo; falta el agua que circula por el canal de la antigua Compañía Anónima Manresana de Electricidad –CAME- excavado en la roca de la vertiente manresana y que retornará al río antes de llegar al Pont de Vilomara, y la que la Acequia de Manresa ha desviado en Balsareny y que se devuelve a la cuenca desde muchos puntos, algunos al río Cardener. [fotos Jordi Badia]