Los ríos Cardener y Llobregat, en su travesía por la comarca de Bages, casi nunca llevan el caudal completo en su lecho, sino que una parte considerable del caudal circula por algún canal. Una esclusa frena el río y deriva parte del caudal a un canal paralelo por el cual el agua circula unos centenares de metros hasta que salta en las turbinas de una fábrica de río, de una colonia textil o de una central hidráulica y retorna al río. Y sin demora, otra esclusa deriva de nuevo el agua hacia otro canal. Además, cabe reseñar que el caudal que algunos canales captan es manifiestamente abusivo para los modestos ríos Cardener y Llobregat y que no todos los saltos tienen instalaciones de energía hidráulica en funcionamiento. Lo que debería ser la norma, el agua del río circulando por el río, es la excepción; y a la inversa, lo que debería ser la excepción, el agua del río circulando por un canal, se convierte en norma. Es el mundo al revés. Esta situación dura desde hace ya más de cien años, con lo que poco se discute.
La mayoría de estos canales están cementados, por lo que su contribución a ampliar el área húmeda del río suele ser escasa y en ellos las plantas acuáticas no pueden enraizar fácilmente. Las instalaciones y barreras en el inicio y final del canal tampoco permiten la entrada y la subsistencia de peces. En la mayoría de los casos pesa más aquello que los canales restan de la potencialidad ambiental de los ríos que no el hábitat acuático y la zona húmeda que amplían.
La imagen muestra el canal de La Corbatera en la ribera derecha del Llobregat en Sallent, flanqueado por el carrizo. Aguas arriba se encuentra el canal de Cabrianes en la orilla izquierda y aguas abajo el de Pont de Cabrianes en la orilla derecha. Los tramos de río con el caudal íntegro entre canal y canal son muy cortos. Detrás de la imagen aparece la escombrera salina de Cogulló.
[foto Jordi Badia]