La campanilla silvestre (Campanula persicifolia) destaca per sus flores desproporcionadamente grandes, de hasta 4 cm, en forma de campana muy abierta y poco incisa, de color azul celeste y dispuestas en un racimo terminal. El cáliz está formado por un solo verticilo de sépalos estrechos, menos soldados que la corola, y sin aquel doble cáliz característico de la campánula grande (C.speciosa ssp. affinis). La base del cáliz posee unos característicos pelos blancos como una barbillla, más o menos abundantes dependiendo de poblaciones, que caen cuando la flor se abre (foto 4ª). Las hojas de la campanilla silvestre son largas y estrechas, sin pecíolo, con el margen festoneado y el contorno obovado, es decir, con el limbe más ancho a medida que se aleja de la base.
La campanilla silvestre es una hierba que crece en los márgenes de los bosques caducifolios, en las canales de Montserrat y en los prados húmedos, donde en junio se hace notar con sus grandes flores.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª y 4ª) y Marta Queralt López Salvans (3ª)]