La pata de gallo (Echinochloa crus-galli) es una gramínea de gran porte que puede conseguir recubrimientos densos y extensos a pesar de ser una hierba de ciclo anual. Vive en regadíos y cerca de aguas nitrogenadas.
Las hojas tienen forma de cinta larga de un máximo de 2 cm de anchura, con un nervio central amplio y lígula en la inserción al tallo (foto 3ª). La ausencia de lígula foliar es una característica identificativa muy fiable, exclusiva del género Echinochloa entre las gramíneas en Cataluña. Los tallos alcanzan 1 metro de altura.
Florece en verano en una gran panícula terminal de racimos bien individualizados y con aspecto de espigas porqué las espículas o espiguillas están muy densas y sus pedúnculos son cortísimos. Los racimos suelen oponerse por pares en la base de la panícula, donde también suelen ser más largos, y ser únicos y más cortos a medida que suben por la panícula. La imagen de esta panícula con los racimos entrecruzados puede recordar un pie o pata de gallo, de donde deriva su nombre. Las espículas pueden tener aristas finas, más o menos largas y caducas o carecer de ellas; este carácter varía. Además, suelen encontrarse algunos pelos largos y rígidos en las inserciones de los racimos y de las espículas. En tiempo de fructificación se observan los granos ordenados en 4 hileras en los racimos y un tono rojizo general en la panícula.
En la comarca de Bages, la pata de gallo vive principalmente cerca de arroyos que reciben aguas residuales, de acequias y en los huertos; mientras que en otras comarcas se combate en arrozales y regadíos de plantas forrajeras.
La pata de gallo ha alcanzado una distribución cosmopolita al penetrar en los regadíos. Existen diversas razas descritas de esta especie.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª, 3ª y 5ª) y Montserrat Porta (4ª)]