La esfinge de las correhuelas (Agrius convolvuli) es una magnífica mariposa nocturna que ostenta dos récords de tamaño: con sus 14 cm de envergadura alar y los 8 cm de longitud de cuerpo es la mariposa de la familia esfíngidos mayor en Cataluña, solo superada por el gran pavón (Saturnia pyri) de la familia satúrnidos, y es la mariposa que posee la trompa más larga, de 10-12 cm de longitud, entre las mariposas de Cataluña.
La esfinge de las correhuelas se parece morfológicamente a la mariposa de la calavera (Acherontia atropos) y a la esfinge ocelada (Smerinthus ocellata), todas ellas grandes mariposas nocturnas pertenecientes a la familia Sphingidae, aunque se distingue claramente por el color. La esfinge de las correhuelas tiene alas de tonos marrón y beige variados y abigarrados que le permiten el camuflaje cuando se posa con las alas cerradas sobre un tronco, sin ningún dibujo similar a una calavera en el tórax ni ocelos en las alas posteriores. En cambio, a diferencia de las otras dos especies de esfíngidos, luce colores vistosos y contrastados en su abdomen grueso, pintado en franjas blancas, rojas y negras. Sus antenas son claras.
La esfinge de las correhuelas es un animal impresionante que, en vuelo estático y libando el néctar de una flor con su larguísima trompa, recuerda a un colibrí.
La oruga tiene colores verde o marrón con línea oblicuas en los laterales, posee el cuerno caudal característico de los esfíngidos y cambia de color i crece hasta conseguir un gran tamaño mientras supera estadios larvarios. Esta oruga se alimenta de hojas de correhuela (Convolvulus arvensis) y de otras convolvuláceas. La crisálida o ninfa es oscura y en ella se reconoce exteriormente la trompa que al final de la metamorfosis tendrá el adulto. Transcurre el invierno en la fase de crisálida enterrada en el suelo. Los adultos vuelan en verano.
Al ser la correhuela una planta ruderal, a menudo su esfinge se deja ver en lugares humanizados, atraída por la luz. En la imagen 1ª, una esfinge de las correhuelas en una acera de una calle en Manresa cercana a un solar con correhuelas. En la imagen 2ª, una esfinge de las correhuelas sobre el tronco de un olivo.
[fotos Jordi Badia (1ª) y Fina Martí (2ª)]