Arroyo de Soldevila seco en la captación

El arroyo de Soldevila está seco en el pequeño embalse situado cerca de la planta minera de la Botjosa, en su tramo final, en septiembre del 2018. El mismo día, el arroyo tenía un caudal considerable de agua circulando por la superficie en el tramo donde cruza el camino Sallent- Santpedor, pero esta agua, desde el año 1980, es salada. De la gigantesca escombrera salina de Cogulló descienden lixiviados de salmuera por el interior de la montaña en dirección norte siguiendo el buzamiento de los estratos, afloran más abajo y confluyen en el arroyo de Soldevila. Al surgir, los lixiviados de salmuera tienen una concentración de 145.000 mg Cl/L, mientras que la salinidad en el arroyo alcanza 41.000 mg Cl/L, según los análisis del 24.09.18. En este tramo medio, el arroyo posee un caudal permanente de agua salada o saladísima. Pero esta agua saladísima no llega ya al pequeño embalse, antes se filtra de nuevo al terreno a través de un estrato de caliza lacustre situado a un centenar de metros antes del acueducto del Vilar.
Crecidas de los arroyos tras las lluvias intensas, como las de primavera y verano del 2018, remueven y redistribuyen los lodos del lecho. Fácilmente, pasos que permanecían tapados por lodos pueden abrirse y permitir que, a partir de un día de crecida, el agua se filtre hacia el subsuelo en un punto donde antes venía circulando en superficie.
El pequeño embalse con su estación de bombeo mantienen la falacia de que el arroyo es captado y desviado hacia el colector de salmueras
Es un despropósito mayúsculo que la salmuera concentrada que surge desde numerosos puntos de la vertiente y se recoge en el arroyo de Soldevila, donde podría ser captada efectivamente, se deje infiltrar de nuevo para extender la salinización hacia pozos y fuentes y contribuir a la salinidad del río Llobregat.A este estado deplorable de cosas tan perjudicial para el entorno, los arroyos, la calidad del agua y el abastecimiento de agua a la población, la Generalitat de Cataluña ha otorgado, por segunda vez, autorización ambiental.

[foto Jordi Badia]