Las encinas de coll d’Eres

Coll d’Eres, en el parque natural de Sant Llorenç del Munt i serra de l’Obac, es a la vez un collado, una pequeña esplanada y un cruce de caminos, uno de estos lugares característicos que invita al excursionista a tomar un reposo antes de subir a la cima de Montcau, de dirigirse hacia La Mola o Els Òbits, de bajar por la canal de Llor o de retornar a coll d’Estenalles. Coll d’Eres está situado sobre la frontera entre los términos municipales de Mura y de Sant Llorenç Savall, en la loma donde se unen las comarcas de Bages y de Vallès Occidental. Posee un monolito dedicado al poeta Joan Maragall, bancos de piedra donde sentarse y unas encinas altas y viejas. Estas encinas destacan por su porte completamente arbóreo con un único tronco, contrastando con la gran mayoría de las numerosísimas encinas del parque natural que crecen en diversos troncos de una cepa común, nuevos retoños nacidos tras haber sido las encinas taladas quien sabe cuántas veces por leñadores y carboneros. Casi solamente las encinas del lugar notable de coll d’Eres fueron históricamente respetadas, una circunstancia que les otorga un valor y aprecio especiales.

Pero, lamentablemente, las encinas de coll d’Eres muestran actualmente (02.2023) un aspecto decrépito con una copa rala que augura un mal final cercano, si no se actúa. El pisoteo constante ha compactado el suelo y ha ocasionado su descenso del nivel, dejando raíces a la vista. La compactación del terreno es muy perjudicial para los árboles al impedir la filtración del agua de lluvia que se encharca o fluye hacia los lados, sin llegar al nivel hondo de las raíces. Las encinas de coll d’Eres viven bajo un estrés hídrico permanente que merma sus fuerzas. Tratándose de encinas notables en un parque natural, sería conveniente el esfuerzo para recuperar su vitalidad.

La situación de compactación del suelo a causa de la sobre-frecuentación en coll d’Eres con el consiguiente deterioro progresivo de los árboles es paralela a las acaecidas en el encinar de Les Marcetes (Viladordis, Manresa) y en el robledal de Les Tàpies (Calders). Se consiguió revertir el deterioro de las encinas en Les Marcetes mediante la creación de grandes alcorques y el aporte de tierra de calidad, y de los robles en Les Tàpies mediante trabajos para esponjar el suelo y el aporte de una capa de corteza de pino troceada para contribuir a su estructura. En ambos lugares se impidió físicamente el paso de vehículos.

Trabajos similares a los realizados en Les Marcetes y en Les Tàpies son necesarios actualmente en coll d’Eres para asegurar que sus encinas se mantengan vivas y en pie durante muchos años más.

[fotos Jordi Badia]