Trazas de carbón lignito en el risco de santa Catalina, Manresa

Trazas de carbón lignito afloran entre arcillas grises y color de herrumbre en la roca eocénica marina, bajo el techo del abrigo natural que forma el risco de la torre de santa Catalina, por encima de la estación de Renfe y del río Cardener en Manresa. Este lignito fue objeto de explotación en la década de 1920, en una galería horizontal de aproximadamente un metro de altura que profundiza unos 40 metros en el interior de la montaña persiguiendo la banda estrecha y discontinua del lignito. Pero, a todas luces, esta explotación no podía ser rentable por la escasa entidad, cantidad y calidad de este lignito; debió servir a algunos mozos manresanos para eludir el servicio militar obligatorio en tiempos de la impopular guerra del Rif en Marruecos.

Años más tarde, en tiempos de guerra civil del 1936 al 1939, la galería pasó a ser uno de los refugios en Manresa en caso de bombardeo aéreo. Su situación muy cercana a la estación de los ferrocarriles del Norte, un probable blanco de la aviación, le daba mucho sentido como refugio. Efectivamente, el 19.01.1939, cuando la guerra estaba ya decantada en favor del bando nacional y los soldados republicanos se retiraban, la aviación franquista en la que se integraban aviones y pilotos alemanes e italianos además de españoles bombardeó la estación del Norte y las vías de tren para dificultar la retirada. El bombardeo del 19.01.1939, el segundo en Manresa, no fue tan intenso como el del 21.12.1938. Tras la primera experiencia aterrorizadora, parte de la población había huido y la restante atendía con prontitud los avisos de las sirenas de alarma corriendo hacia los refugios. No sabemos si la galería protegió realmente a alguien; sí sabemos, en cambio, que el bombardeo del 19.01.1939 causó por lo menos 2 víctimas mortales civiles en aquel entorno.

El agua brota de las paredes y se embalsa en el suelo en el tramo más profundo de la galería, mientras estalactitas incipientes crecen ya del techo. La visita es peligrosa por el riesgo de caída de bloques de la roca arenisca que conforma el techo. Además de las trazas de lignito, se observan minúsculus cristales brillantes de pirita.

Trazas aún más miserables del mismo lignito pueden observarse cómodamente en la vertiente opuesta del valle del Cardener, en el camino de los Corrales que bordea el Puig Cardener.

La imagen 1ª muestra la entrada de la mina en el abrigo de santa Caterina que probablemente ya estaba modificado cuando se inició la mina, la 2ª y la 3ª las trazas de lignito en su interior.

[fotos Jordi Badia]