El cardo arzolla (Carduncellus monspelliensium) es una hierba perenne de uno o dos palmos de altura, con las hojas liradas -es decir, divididas de manera repetida en lóbulos irregulares y profundos según el patrón característico de tantas plantas de la familia compuestas, como, por ejemplo, el diente de león (Taraxacum officinale) o la cerraja (Sonchus tenerrimus)-, de color azulado con una amplia franja blanca a modo de nervio central y con cada lóbulos finalizado en una espina de unos 2-3 mm. Estas hojas se disponen en roseta basal o alternando en el tallo. En el tallo, especialmente en la base del capítulo, con mayor o menor abundancia se encuentran pelos largos y blancos con aspecto de telaraña. Los capítulos son grandes y solitarios, unas alcachofas de 2-3 cm de diámetro, y están protegidos por brácteas similares a las hojas e igualmente espinosas. En definitiva, el cardo arzolla es una planta punzante por todas partes, imposible de coger. Sus flores son azules y tienen forma muy estrellada.
El cardo arzolla se encuentra en romerales y prados secos. Florece entre mayo y julio.
[fotos Jordi Badia]