La falsa achicoria (Crepis vesicaria subsp. taraxacifolia) es una hierba que puede ser anual o vivir unos pocos años y que alcanza 80 cm de altura. Como tantas otras especies de la familia Compuestas, forma capítulos de flores amarillas liguladas y, como el resto de especies de Crepis, C.vesicaria posee hojas grandes en una roseta basal que disminuyen rápidamente en número y tamaño a medida que suben por el tallo. Las hojas son runcinadas –casi pinnadas, con lóbulos irregulares como mordisqueados por una oruga, parecidas a las de diente de león (Taraxacum officinale)– , ligeramente amplexicaulas, con el nervio medial ancho, visible y a menudo teñido de violáceo o rojizo, y erizadas de pelos híspidos, particularmente en el envés. Los tallos son más o menos gruesos y rojizos, estriados, con pelos híspidos y ramificados principalmente en la mitad superior en largos pedúnculos arqueados que terminan en un corimbo de capítulos. Los capítulos se mantienen erguidos antes de abrirse. Los capítulos miden alrededor de 15 mm; sus brácteas son verdes o matizadas de rojo, estrechas y agudas, más largas las internas que las externas, y con mayor abundancia de pelos híspidos que en los tallos. Las lígulas de las flores son amarillas, aunque las flores externas suelen tener algún matiz naranja o rojo, por lo que popularmente en catalán se denomina cap-roig. Los frutos son aquenios alargados y finos, coronados con un vilano plumoso. En el capítulo maduro, los vilanos de los aquenios sobrepasan la altura de las brácteas.
Crepis vesicaria es una hierba de los márgenes de caminos, ambientes humanizados y solares en desuso que, al no tener aplicación, será considerada una mala hierba.
[fotos Jordi Badia]