El tejedor (Embia ramburi) es la especie de embióptero más común en Cataluña.
Los embiópteros son un orden de insectos alados primitivos que se conocen desde el período Pérmico, en el Paleozoico. En realidad, solo los machos de algunas especies de embiópteros poseen alas, las hembras no. En el caso de Embia ramburi, tampoco el macho posee alas. Los embiópteros se denominan en conjunto tejedores por su capacidad para tejer galerías con hilos de seda en las que pasa la mayor parte del tiempo. Los embiópteros tienen el cuerpo alargado y plano, piezas bucales masticadoras similares a las de los ortópteros, y un par de cercos en el extremo del abdomen. Los cercos de las hembras son simétricos, en cambio los machos tienen el último segmento abdominal partido y los cercos torcidos de forma asimétrica.
Embia ramburi mide alrededor de 1 cm de longitud. La cabeza es grande y ovalada con un par de antenas cortas, y el cuerpo estrecho, con el protórax o primer segmento torácico más estrecho que la cabeza, los dos segmentos siguientes, el mesotórax y el metatórax, tan grandes como la cabeza, y 10 segmentos abdominales cortos. El primer artejo de los tarsos del primer par de patas está engrosado porqué alberga las glándulas sericígenas que secretan los filamentos; además posee quetas orientadas como en un peine que utiliza para tejer. También los fémures del tercer par de patas están engrosados, en este caso porque contienen los músculos que le permiten andar marcha atrás a la misma velocidad que adelante. Los machos adultos -como el ejemplar de la foto- son negros, mientras que las hembras adultas son de color castaño.
Machos y hembras de Embia ramburi construyen por igual galerías de hilo de seda bajo piedras y dentro de grietas. Estas galerías son tan estrechas que el animal no dispone de suficiente espacio en ellas para darse la vuelta, por lo que circula hacia adelante y hacia atrás y aprovecha las bifurcaciones para maniobrar. Embia ramburi vive en localidades cálidas, a menudo en lugares humanizados. Se alimenta de materia vegetal.
[foto Montserrat Porta y Jordi Badia]