A un centenar de metros más allá del acueducto medieval de El Vilar que durante siglos, antes de sufrir el deterioro causado por la subsidencia del terreno minado, condujo la Acequia de Manresa, el arroyo de agua saladísima de Soldevila se infiltra por las grietas de un estrato potente de roca caliza lacustre y desparece de la superficie. El estrato de caliza, por su potencia y dureza, forma un escalón que obligará al arroyo a saltar en caso de crecida. La imagen 1ª muestra el arroyo en este tramo sobre la caliza permeable aún con agua circulando en superficie; la imagen 2ª, el arroyo seco bajo el salto, salvo en las crecidas.
Alrededor de 1 km aguas arriba, llegan al arroyo de Soldevila las surgencias caudalosas y permanentes de salmuera que las medidas establecidas en el perímetro de la gigantesca escombrera de Cogulló no pueden interceptar. Durante este quilómetro, por el lecho del arroyo circula salmuera concentrada originada en la escombrera salina. Pero al alcanzar este estrato de caliza lacustre, la salmuera recogida por el arroyo se filtra de nuevo al terreno. El buzamiento al noroeste del estrato de caliza, contrario a la pendiente al este del valle, toma el agua –en este caso salmuera- del arroyo. Al infiltrarse, el agua saladísima del arroyo, más propiamente salmuera, tiene una concentración de 80.000 mg Cl/L (muestra del 03.10.2018). No es de extrañar la salinización de fuentes y pozos de la orilla derecha del río Llobregat en Sallent: el pozo de la empresa de tintes Tifisa, el pozo de Traval que había abastecido de agua al municipio, la fuente del Borinot bajo el puente de la Concordia o la larga surgencia bajo la casa de can Carrera.
Siguiendo unos 500 metros el lecho seco del arroyo, en la Botjosa, se encuentra una pequeña presa con una instalación de bombeo para desviar el agua saladísima del arroyo de Soldevila hacia la planta de tratamiento del mineral de Iberpotash y el colector de salmueras para enviarla al mar. Lamentablemente, el agua saladísima del arroyo de Soldevila no llega al punto de captación; antes se infiltra de nuevo en el terreno a través de la roca caliza.
A este desastre ambiental, que perjudica gravemente la red fluvial y el abastecimiento de agua y que mereció la sentencia penal firme por delito ecológico de salinización de las aguas, la Generalitat de Catalunya ha otorgado, por segunda vez, autorización ambiental (DOGC 7442, 28.08.2017). La Generalitat de Catalunya reincide en la complicidad con el delito ambiental.
[fotos Jordi Badia]