El enésimo vertido de salmuera del colector, acaecido el 22 de enero de 2009, ha devastado una extensa plantación de chopos del Canadá (Populus x canadensis) perteneciente a los viveros L’Angle, situada en la riba derecha del río Llobregat, frente a la población del Pont de Vilomara aunque en el municipio de Manresa, cerca del puente por el que la autopista C-16 cruza el Llobregat. Una válvula rota de este colector ha derramado la salmuera que ha ido filtrándose en el suelo hasta emerger en una charca en el terreno más hondo. En las imágenes, la charca de salmuera letal que matará todo tipo de vegetación y trabajos de bombeo de la salmuera vertida desde el pozo de acceso a la válvula rota .
El colector de salmueras de la cuenca del Llobregat hace ya años que está al máximo de su capacidad. Inaugurado en el 1988, hace años también que está envejecido, con los materiales desgastados por la propia salmuera. No es raro pues que las averías y los vertidos a través de sus torres de descompresión, juntas y tapas sean cada vez más frecuentes. Pero a este colector al que le caducó la garantía hace años, se le pide cada día más servicio y más caudal. No se aplican soluciones a los residuos salinos de la minería en origen, entonces la Agencia Catalana del Agua se afana con las malas soluciones de tubería final. No cabe hablar de accidentes fortuitos cuando los incidentes y averías del colector de salmueras envejecido se cuentan por centenares y son cada vez más frecuentes; sino simplemente de dejadez. Tan solo para mantener el servicio actual, el colector de salmueras debería haber sido totalmente sustituido. Próximos vertidos de salmuera letal del colector están asegurados. Una espada de Damocles cuelga sobre la cuenca de los ríos Cardener y Llobregat.
[fotos Jordi Badia]
- Ver otras imágenes de mortandades ocasionadas por vertidos del colector de salmueras en La Corbatera (Sallent), en Antius (Callús) y en Manresa.
- Ver los artículos «L’espasa de Dàmocles de la conca del Llobregat» y «El conte de mai acabar«, en catalán, ambos de Jordi Badia.