La imágenes muestran las obras de construcción de la rama del Llobregat del nuevo colector de salmueras, la 1ª en el tramo de Sant Benet de Bages, en el término municipal de Sant Fruitós de Bages, y la 2ª en La Corbatera, en el término de Sallent. Al fondo de las imágenes despunta amenazadora la escombrera del Cogulló de Sallent, omnipresente en el paisaje del Pla de Bages.
Todo aquello relacionado con la mitigación o la solución de los impactos ambientales de la minería de potasa del Bages va con años o decenas de años de retraso; también la construcción del nuevo colector de salmueras de la cuenca del Llobregat que debe sustituir al actual envejecido y de capacidad insuficiente para tanta salmuera.
Por más que la extracción de potasa en Sallent y Balsareny esté parada desde el año 2020, es necesario un nuevo colector de salmueras en la rama del Llobregat para evacuar hasta el mar Mediterráneo la salmuera que generan la actividad alrededor de la sal común de la planta de ICL Iberia en La Botjosa (Sallent) y las escombreras salinas a cielo abierto de La Botjosa y del Cogulló. Hay que tener presente que parte de la salmuera originada en las escombreras salinas de La Botjosa y del Cogulló situadas sobre terreno sin impermeabilización previa se escapa de control, contamina los acuíferos y las fuentes, y finalmente llega a la red fluvial. El nuevo colector de salmueras se necesita sólo para seguir manteniendo en funcionamiento las instalaciones actuales de recogida de salmuera y para poder añadir nuevas captaciones.
Se pretende que el nuevo colector de salmueras sea utilizado también para vaciar de residuos las escombreras, mediante la disolución de estos residuos salinos y el transporte de la salmuera resultante hasta el mar. Los programas de restauración vigentes establecen que primero hay que vaciar de residuos salinos las escombreras, a base de la venta de sal común -cuando se ha visto que no hay mercado suficiente en siglos- y de su disolución y envío al mar a través de un colector. El nuevo colector de salmueras es la infraestructura primordial para cumplir estos programas de restauración.
Sin embargo, los programas de restauración no resisten un cálculo elemental. La escombrera del Cogulló contiene, ella sola, 44 millones de toneladas de residuos salinos. La disolución en proporción mínima de 1 a 4 para convertirlos en salmuera concentrada del 25% necesita entre 180 y 200 Hm3 de agua. El pantano de La Baells tiene una capacidad máxima de 109 Hm3, aunque no se ha visto lleno en muchos años. El vaciado de la escombrera del Cogulló necesitaría dos pantanos de La Baells completos, y aún quedaría pendiente la escombrera de Fusteret (Súria), ya de tamaño similar a la de Cogulló y donde se sigue vertiendo. Esta cantidad de agua, simplemente, no está disponible en la cuenca del Llobregat para dilapidarla convertida en salmuera letal para cualquier ecosistema terrestre. El autoengaño de los programas de restauración vigentes y aprobados por la Generalitat de Cataluña no tiene ningún sentido.
[fotos Jordi Badia]
- Más información en el artículo en catalán “La impossibilitat dels programes de restauració dels runams salins del Cogulló i del Fusteret: un volum d’aigua equivalent a 3 pantans de La Baells plens, un termini de més de 100 anys i, mentrestant, una despesa inassolible en gestió de salmorra i un risc ambiental permanent – Montsalat, 01.2024”.
- Ver Plataforma Montsalat, en catalán, para información más extensa de los impactos ambientales de la minería de potasa en la comarca de Bages.