La escombrera salina de La Botjosa (Sallent)

La escombrera de La Botjosa, en Sallent, es la montaña de residuos salinos y de otro tipo creada entre los años 1945 y 1977 por la empresa minera Sociedad Potasas Ibéricas y heredada por Iberpotash-ICL Iberia.

La escombrera salina de La Botjosa tiene la forma de una butifarra extendida de norte a entre la planta de separación del mineral de Sallent actualmente parada y la colonia de viviendas de La Botjosa (foto 1ª), quedando limitada por el oeste por la Acequia de Manresa (foto 2ª) y la vía del ferrocarril y por el este por las antiguas balsas usadas en el proceso de tratamiento y por la carretera C-26. Mide 775 metros de longitud por unos 150 metros de anchura media, ocupa 13,5 Ha y su contenido se estima en unos 4 millones de toneladas de residuos salinos.

Desde el inicio de la nueva escombrera de Cogulló en el año 1977, la minería de potasa de Sallent y Balsareny cesó los vertidos de residuos salinos en La Botjosa. Desde entonces, una porción considerable de los residuos salinos vertidos en la escombrera de La Botjosa ha desaparecido por disolución en el agua de lluvia y de la humedad del aire, como atestiguan las geomorfologías en lapiaz en las vertientes y de dame coiffée allí donde un objeto actuando de paraguas ha protegido la sal que se encuentra debajo. Un antiguo ensayo de restauración en una parcela en el centro de la escombrera mediante el simple aporte de tierras (foto 1ª) tuvo éxito en la parte plana de la cima donde espontáneamente creció una vegetación halófila rala, pero no en los costados pendientes en los que la tierra no se mantuvo.

La escombrera de La Botjosa tuvo el doble desacierto de situarse en la terraza fluvial del Llobregat -un tipo de terreno muy permeable- y encima de la falla del Guix por la que la salmuera puede circular a mayores distancias. Las salidas principales de la salmuera generada por la escombrera de La Botjosa son la fuente de la Illa y el corte en el terreno en la orilla derecha del Llobregat, precisamente donde se encuentra la falla del Guix, junto al polígono industrial de la Illa. La fuente de la Illa está captada desde unos años atrás y la salmuera que de ella brota conducida a la entrada de Sallent al colector de salmueras de la cuenca del Llobregat para enviarla hasta el mar Mediterráneo. También existe una captación en la orilla derecha del Llobregat en el tramo de la falla del Guix; aunque la salmuera no llega aquí muy canalizada y, según los análisis, aún una parte se escapa de control para salinizar el río Llobregat.

En los años 2013 y 2014, ICL Iberia construyó una zanja drenante hundida en el terreno alrededor de los costados oeste y sur de la escombrera de La Botjosa (foto 3ª) que intercepta salmuera y la conduce, igual como las captaciones de la fuente y del polígono de la Illa, a la entrada del colector de salmueras. Como resultado de esta zanja drenante, la llegada de salmuera a la orilla del Llobregat junto al polígono industrial de la Illa disminuyó muy notablemente. ICL Iberia planea alargar la zanja drenante por el margen este de la escombrera y mejorar la captación en el polígono de la Illa.

El programa de restauración aprobado en el año 2018 consiste en el vaciado de residuos, aprovechándolos como sal de deshielo. La planta de purificación para la obtención de sal de deshielo está instalada Sallent desde 2019, pero el progreso en el vaciado de residuos ha sido mínimo. Se prevé también disolver los residuos salinos y enviarlos en forma de salmuera al mar, aunque esto no podrá ser antes de la construcción y entrada en servicio de un nuevo colector de salmueras; el colector actual, en funcionamiento desde 1989, está envejecido y al límite de capacidad. El vaciado de residuos La Botjosa debe ser la prueba piloto para afrontar después el vaciado de la gigantesca escombrera de Cogulló, cuya masa se calcula en 49 millones de toneladas. El ritmo actual (12.2021) de los trabajos en la escombrera de La Botjosa cuestiona la viabilidad del vaciado de residuos de la escombrera de Cogulló que, en el momento de la aprobación del plan de restauración (07.2018), se fijó ya en un plazo de 50 años.

[fotos Jordi Badia]