La apertura de pistas forestales, casi siempre sin motivo justificado y con maquinaria tan pesada como torpe, es, desgraciadamente, un impacto ambiental ya demasiado conocido y repetido en bosques y montañas de Catalunya. Los caminos anchos para el paso de vehículos por el interior de espacios naturales constituyen una agresión contundente que, sólo en el mejor de los casos, quedará como una cicatriz artificial en el paisaje, probablemente además abrirá la puerta a posteriores agresiones y acabará con la tranquilidad del lugar y, bajo las peores circunstancias, llegará o poner en peligro la integridad y funcionalidad del espacio afectado.
La obsesión por abrir paso a los vehículos motorizados, a costa de maltratar espacios naturales, ha llegado al mismo corazón del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. La dirección del PN ha abierto, en noviembre del 2006, una nueva y ancha pista que cruza la sierra de l’Obac, desde Matarrodona hasta la Mata y el collado de Estenalles, en el municipio de Mura. La nueva pista se abre paso a través del encinar hasta ahora mejor conservado, en lugares tan emblemáticos del excursionismo como el Coll de Boix y la Coma d’en Vila. La razón esgrimida para causar tal destroza es la de facilitar el tránsito de camiones de bomberos en caso de incendio. El riesgo de incendio forestal es muy cierto. El fuego ha dado ya dos sustos importantes: en verano del 2005 en Talamanca y el del 2003 con el incendio que ascendió desde Sant Llorenç Savall y Monistrol de Calders hasta la loma de Els Emprius. Pero intentar pronosticar el comportamiento intrínsecamente caótico del fuego en un espacio de relieve tan complejo como el de las lomas y profundas vaguadas de este macizo es pura especulación, y pretender llegar rápido con camiones a todos los rincones del parque una quimera. En cualquier caso, ojalá que la nueva pista nunca tenga que ser usada por este motivo. Sin duda, medios aéreos de extinción situados en el propio parque y en el aeródromo vecino de Sabadell serían medidas mucho más rápidas, efectivas y versátiles para combatir el fuego en este espacio que la proliferación de pistas en su interior. Merece la pena recordar que en el año 2003, en la loma de Els Emprius donde se paró el fuego, no podía llegar ningún camión. La razón de la pista más bien parece obedecer a la comodidad de la vigilancia del parque.
En la foto 1ª, la reciente pista cruza un bello encinar en la vertiente oeste del collado de Boix, la de Matarrodona. Paradójicamente, evitar la proliferación de pistas y la urbanización que amenzaba por la vertiente este, la del arroyo de las Arenes, fue el motivo de la declaración de Parque Natural de este espacio y su protección.
En la foto 2ª, agentes del Parque Natural custodian la gigantesca excavadora con la que se abre la pista, en la Coma d’en Vila. Un perro atado a la máquina ladra a los excursionistas que se acercan.
En la foto 3ª, los excursionistas descubren con estupor la nueva pista que le roba encanto y sombra al encinar, en un tramo que transcurre junto a la magnífica encina del Vent, cerca del collado de Boix. En un gesto de espontánea protesta, alguien ha cruzado los troncos cortados de pino en mitad de la pista. Los troncos de encina habían sido retirados ya, quizás por vergüenza.