La encina (Quercus ilex) y el agracejo (Phillyrea latifolia) viven juntos en el encinar, a pesar de que a menudo el agracejo pasa desapercibo, confundido con la encina por la semejanza de sus hojas. Pero en los episodios de sequías extremas, como la del año 2005, el agracejo destaca en el encinar por su portentosa capacidad de resistencia a la sequedad. Mientras las hojas y ramas de las encinas se secan (en la imagen, arriba y a la derecha), los agracejos conservan intacto su verdor (en la imagen, abajo y a la izquierda).
La resistencia del agracejo a las sequías extremas explica también su capacidad para vivir en las partes más altas de las sierras rocosas de L’Obac y de Montserrat.
[foto Jordi Badia]
- Ver el artículo Pertorbacions, en catalán, de Jordi Badia.