La carra o mercurial blanca (Mecurialis tomentosa) es una mata de la familia euforbiáceas, inconfundible por su tono blanquecino. Está recubierta por completo de un tomento denso que le da aspecto pálido y mate, apagado aunque a la vez destacado al ser distinto del resto de plantas. Se ramifica abundantemente desde su base hasta alcanzar medio metro de altura a lo sumo. Las hojas se disponen opuestas, son elípticas de unos 3 cm de longitud y con pecíolo cortísimo.
Como las demás especies del (M.annua, M.perennis), la mercurial blanca es dioica. Los pies masculinos -como el de las imágenes- poseen flores en glomérulos alzados por un pedicelo largo que sale de la axila de las hojas. Cada una de las flores masculinas consta de 3 tépalos y un haz de estambres con filamentos muy finos. En cambio, las flores femeninas nacen solitarias, o como máximo por pares, también en la axila de las hojas con un pedúnculo corto. Las flores femeninas tienen los 3 tépalos y un ovario con dos estilos que dará lugar a una cápsula en forma de dos esferas fusionadas.
Florece en primavera.
La mercurial blanca se encuentra preferentemente en los guijarrales y arenales secos de las zonas de inundación esporádica de los arroyos. Se distribuye por la península Ibérica, asomándose solo en Francia por la costa mediterránea.
[fotos Jordi Badia]