El ciruelo (Prunus domestica) es el árbol cultivado por sus frutos, las ciruelas, frecuente en los huertos, que puede mantenerse durante años cuando estos huertos se abandonan y que se encuentra también subespontáneo en zarzales, márgenes y bosques de ribera.
El ciruelo es un árbol pequeño y sin las espinas del endrino (Prunus spinosa). En marzo, el ciruelo se llena completamente de flores blancas que nacen solitarias o por parejas; es entonces cuando uno se percata de la presencia de ciruelo en lugares impensados. Las flores tienen un pedúnculo corto, un cáliz verde o con matiz granate, una corola blanca de unos 2 cm de diámetro menor que aquellas de los almendros y los cerezos, numerosos estambres y un solo pistilo. Cuando la floración empieza a decaer, aparecen ya las hojas nuevas. Inicialmente las hojas nacen enrolladas como un cigarrillo. Las hojas ya desarrolladas son simples, con un pecíolo de 1 cm y limbo ovado u obovado de 3-8 cm de longitud, con el margen serrado, los nervios hundidos, glabras en el anverso y con algunos pelos en el envés y en el peciolo.
El fruto, la ciruela, es una drupa esférica u ovalada de 2 a 6 cm, con una piel fina y brillante de color amarillo, verde, granate o violáceo dependiendo de las variedades, siempre cubierta de una cera blanquecina que se va con el roce. En su interior se encuentran la pulpa comestible de color amarillo y un hueso o endocarpio duro, de forma almendrada de alrededor de 1 cm de longitud, y con la sutura lateral entre las dos caras resaltada. Con la pulpa de la ciruela se elabora mermelada.
El ciruelo es una especie originaria del Cáucaso, de la que se han conseguido y extendido numerosas variedades productoras de ciruelas mayores y más dulces, más o menos alejadas de la morfología del ciruelo original.
Entre las especies de frutales del género Prunus, el ciruelo (P. domestica) es una de las más resistentes. Por este motivo, variedades rústicas de ciruelo se utilizan a menudo para injertar encima albaricoqueros, melocotoneros o la variedad seleccionada de ciruelo.
[fotos Jordi Badia]