Culebra bastarda

Malpolon monspessulanus


La culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) puede alcanzar los 2 metros de longitud, lo que la convierte en la especie de serpiente mayor entre las que habitan espontáneamente en Europa.
Los adultos –foto 7ª- tienen un matiz verde oliváceo general en el dorso –del que se deriva su nombre serp verda en catalán- con algunas escamas negras diseminadas, mientras que el vientre es amarillento. En cambio, los ejemplares jóvenes son marrones, sin ningún rastro del tono verde que tendrán de adultos, con algunas escamas de color castaño oscuro distribuidas regularmente por el cuerpo y otras claras principalmente alrededor de la boca. Según el orden de aparición, las imágenes muestran la evolución del color de la culebra bastarda a medida que crece.

Igual que en el resto de los colúbridos, las escamas de la cabeza son mayores que las del cuerpo, una característica que distingue a las culebras de las víboras. En la culebra bastarda, la escama frontal es más estrecha que las dos supraoculares que tiene a sus lados y suficientemente larga para limitar también con las escamas preoculares. Este detalle morfológico identifica a la culebra bastarda entre los colúbridos sin recurrir al color, más aparente pero inconstante. La pupila es redonda.

La culebra bastarda vive en todo tipo de ambientes cálidos. No es raro encontrarla en huertos, en la periferia de pueblos o ciudades, o que entre en las casas. En verano es frecuente verla calentándose sobre el asfalto de las carreteras. El atropello por vehículos y la persecución directa por los humanos son causas principales de la mortandad de la culebra bastarda. Su nombre popular culebra bastarda denota ya el escaso aprecio en el que se la tiene.
Si se siente amenazada, adopta una actitud agresiva, levanta la cabeza, sopla ruidosamente y probablemente intente morder. Posee un par de dientes que inoculan veneno, situadas en el interior de la boca, que le sirven para paralizar la presa una vez capturada. Es raro que inyecte el veneno al primer mordisco y, dado el caso, su veneno no tiene, ni mucho menos, el efecto grave del veneno de las víboras. Se alimenta de todo tipo de animales –insectos, lagartijas, pájaros, micromamíferos…-, según el tamaño de la propia serpiente.

[fotos Montserrat Porta (1ª y 2ª), Jordi Badia (3ª, 4ª y 5ª), Florenci Vallès (6ª) y Marc Vilarmau (7ª)]

El conocimiento de los réptiles en la comarca de Bages se debe a la labor de Francesc Junyent Maydeu (1944-2016), coautor del libro Vertebrats de la Catalunya central, editado por Edicions Intercomarcals-Regió7 el 1993 que obtuvo una extraordinaria popularidad. Al observar una serpiente, más aún en la comarca de Bages, es inevitable recordar a Francesc Junyent, quien con tanto rigor las estudió y con la misma dosis de empeño y entusiasmo las divulgó.