El prado de junquillo falso
El prado de junquillo falso es una comunidad vegetal en la que dominan hierbas perennes de un tamaño entre 20 y 40 cm de altura. Abundan en él las gramíneas com el lastón (Brachypodium phoenicoides), la avénula pratense (Avenula pratensis ssp.iberica) y la festuca ovina (Festuca ovina) y, lógicamente, es frecuente o dominante la planta que da nombre a la comunidad, el junquillo falso (Aphyllanthes monspeliensis). El junquillo falso es una hierba que conserva siempre su color verde. Sin flor, presenta un aspecto de planta gramínea, pero delata su condición de liliácea en primavera al cubrirse de vistosas flores azules.
Otras hierbas frecuentes en los prados de junquillo falso son el cardo corredor (Eryngium campestre), el lino azul (Linum narbonense), la cuchara de pastor (Leuzea conifera), el talictro tuberoso (Thalictrum tuberosum), la globularia mayor (Globularia vulgaris), la aliaga de ciento en pie (Genista hispanica) y una orquídea de inflorescencia destacada, la orquídea piramidal (Anacamptis pyramidalis).
Pese a su abundancia en hierbas, el prado de junquillo falso no puede considerarse estrictamente un prado seco, porque se encuentran también siempre matas como los escobizos, la ajedrea (Satureja montana), el tomillo (Thymus vulgaris) y la alhucema, así como algunos arbustos entre los cuales el más común es la aliaga (Genista scorpius). Las diferentes especies de pinos crecen a menudo en medio de los prados de junquillo falso.
El prado de junquillo falso rehúye los lugares excesivamente secos, por lo que no se encuentra en solanas, ni en llanos o vertientes de exposición intermedia con suelo exiguo. Los prados de junquillo falso ocupan lugares dónde la vegetación potencial es el robledal o el bosque mixto de encinas y robles, y a menudo sustituyen al lastonar en el proceso de sucesión progresiva.
Los lastonares son prados dominados por gramíneas perennes de hojas duras y a menudo revolutas que, excepto en tiempo de verdor primaveral, presentan un aspecto más o menos amarillento, lo que los diferencia de los céspedes verdes a los que suele asociarse el término prado. El lastonar de Brachypodium retusum es el prado seco por excelencia, capaz de tapizar lugares soleados de suelo poco profundo; en cambio el lastonar de Brachypodium phoenicoides es el más húmedo (o el menos seco) de los prados secos. El lastonar de B. phoenicoides tiene su óptimo en vaguadas con suelos profundos y, mientras el tiempo acompañe, puede conservar el tono verde durante la mayor parte del año. Ambos tienen en común el requerimiento de suelos relativamente ricos en nutrientes minerales y, por tanto, no ocupan nunca áreas erosionadas de fuerte pendiente dónde el matorral claro de romero sí consigue prosperar.
Los lastonares de B.phoenicoides son prados ricos en hierbas perennes, densos y altos (40-80 cm), en los que domina absolutamente una gramínea de hojas rígidas, agudas y de márgenes cortantes: el lastón (Brachypodium phoenicoides). Otras muchas hierbas de varias familias se encuentran en los lastonares, entre las cuales cabe citar la zanahoria (Daucus carota), el llantén menor (Plantago lanceolata), la escabiosa (Scabiosa atropurpurea var. amansii), el hinojo (Foeniculum vulgare), la pimpinela menor (Sanguisorba minor) y el cardo corredor (Eryngium campestre).
Los lastonares de B.phoenicoides ocupan los campos abandonados en las umbrías y llanos con suelos profundos, ricos en nutrientes minerales, y encuentran un hábitat excelente en los taludes y márgenes entre cultivos o bordeando acequias. B.phoenicoides, con su potente sistema radical fasciculado, es un gran elemento estabilizador del suelo tras un incendio y también el mayor responsable de la estabilidad de los márgenes de la acequia de Manresa, una función destacada en la historia del Pla de Bages.
En los lastonares más secos domina Brachypodium retusum, una gramínea baja (10-20 cm) estrictamente mediterránea, de hojas estrechas, cortas y numerosas, dispuesta casi perpendicularmente al tallo. Otra gramínea perenne habitual del listonar seco es el dáctilo (Dactylis glomerata) y, rompiendo la monotonía, dos plantas de floración espectacular: la candilera (Phlomis lychnitis) y la campanilla (Convolvulus cantabrica). En los lastonares más secos quedan claros donde, en tiempo húmedo, pueden crecer minúsculas plantas anuales. En los ambientes más cálidos ocupados por el lastonar seco es fácil encontrar la ruda (Ruta chalepensis ssp. angustifolia), una mata hedionda. El omnipresente pino carrasco puede crecer igualmente en el lastonar.
El lastonar seco de B.retusum no suele ocupar grandes extensiones de forma continua, sinó que normalmente se encuentra en manchas entre el matorral mediterráneo o sustituye al lastonar de B.phoenicoides o al prado de junquillo falso en zonas de suelo más delgado. Los límites entre las cuatro comunidades citadas no son nunca nítidos.
[Jordi Badia y Florenci Vallès con la colaboración de Xavier Adot, J.Enrique Arnold, Xavier Idígora, Jordi Morató, Ramon Solà y Marc Vilarmau]