Pinares de pino carrasco en los valles de El Flequer y de Santa Creu, agosto de 2020

En verano de 2020, transcurridos 35 años desde el incendio de 1985, el pinar de pino carrasco (Pinus halepensis) muestra un dominio arrollador en el valle de Flequer –en las imágenes 1ª y 2ª- y en el valle de Santa Creu de Palou –en la imagen 3ª- del municipio de El Pont de Vilomara i Rocafort.
Todos estos pinos carrascos nacieron poco después del incendio. A pesar de la edad común, existen diferencias muy manifiestas en su altura; los pinos situados en el fondo del valle y en las umbrías alcanzan 67-8 metros de altura media, los que se encuentran en vertientes 4-6 metros y los de las crestas y de las cuestas encaradas a solana unos escasos 2-3 metros. En grandes extensiones no se encuentra ni un solo ejemplar de las demás especies de pino posibles –el pino negral, el piñonero y el pino albar o silvestre-, cuyos piñones no consiguieron germinar y establecerse de nuevo después del incendio; los poquísimos ejemplares existentes de estas especies de pino son supervivientes del fuego.
Si la apariencia exterior es la de un pinar homogéneo como un césped de pino carrasco, la realidad cuando se baja al detalle es mucho más compleja. El pino carrasco es efectivamente el gran dominador en las vertientes de solana, pero en el resto de exposiciones el bosque se enriquece con encinas, robles, mostajos, cornicabras y esporádicos arces de Montpellier, además de albergar un estrato arbustivo alto compuesto por madroños, agracejos, lentiscos y adelfillas, todos ellos originados por retoños de raíz después del incendio.

El pino carrasco cubre actualmente estos valles que se habían destinado íntegramente al cultivo de la vid a finales del siglo XIX. Es interesante seguir los grupos de tinas, unas construcciones notables de piedra seca, mortero de cal y cairons –baldosas de cerámica de 40×40 cm barnizadas de rojizo- en las que se elaboraba el vino, diseminados en estos valles. En el valle de Flequer se encuentran las tinas del Bleda, las del Tosquer, las de L’Escudelleta que suman 11 tinas, las del Ricardo, las del Camino de Flequer… y en el valle de La Santa Creu las de La Lluca, las de Les Balmes Roges construidas dentro del abrigo natural, las del Companyó…, por citar solo los grupos de tinas más notables y en buen estado de conservación.

[fotos Montserrat Porta y Jordi Badia]