El desbroce bajo la línea eléctrica en la canal de San Jerónimo o de Santa Cecilia de Montserrat, además de destrozar un reducto de arces, tilos, tejos y acebos, ha borrado tramos del sendero y expone la canal entera a un proceso de erosión auto-acelerado, iniciado ya con la lluvia intensa del 15.10.2018, quizás de manera irreversible.
Eliminar la vegetación en las pendientes del macizo de Montserrat obviamente facilita que las tempestades arrastren la tierra. En los tramos donde más se ha actuado, la tala ha significado la sustitución de un bosque umbrío que había tardado siglos en establecerse por un vacío expuesto a una erosión muy difícil de parar. La protección de la vegetación particular de las canales húmedas y sombrías es uno de los motivos por los que Montserrat es Parque Natural; cortar a mata rasa en la canal de San Jerónimo es el destrozo más bestial y doloroso que podía ocasionarse a la vegetación de la comarca de Bages.
La canal de San Jerónimo se incluye en el área catalogada de Reserva Natural. El tejo y el acebo son especies protegidas. La manifiesta triple ilegalidad de de talar sistemáticamente árboles de especies protegidas, en un área de Reserva Natural y en una zona muy pendiente que desprovista de vegetación queda a merced de la erosión, tiene que haber sido cometida con la complicidad de la administración y del Patronato de la Montaña de Montserrat. ¿Por qué esta negligencia en la aplicación de la leyes ambientales?
La razón del desbroce es la protección de la línea eléctrica que alimenta las antenas emplazadas en la Miranda del Moro, junto a San Jerónimo, y reducir la posibilidad de un incendio iniciado en la línea eléctrica. Algunos troncos atravesados para intentar frenar la erosión ponen en evidencia la mala consciencia durante la realización del desbroce. Pero estas precauciones no consiguen cambiar su inevitable resultado nefasto; el impacto negativo del desbroce es comparable al del desprendimiento de grandes lajas de roca durante las lluvias torrenciales del 10.06.2000, con el agravante que el desbroce se ha cometido con premeditación. Para proteger la línea, si realmente debía ser protegida, era suficiente podar las ramas altas de los pocos árboles que podían alcanzarla. Cortar a ras del suelo encinas, tejos, durillos o el boj, especies que nunca llegarán a la altura de la línea, no tiene el más mínimo sentido práctico. Además de la ruina de la vegetación y del sendero, la exposición de la canal, ahora sin vegetación, a la erosión y a la caída de rocas, pone en peligro el asentamiento de las propias torres eléctricas.
[fotos Jordi Badia]