Herbazal

Los herbazales de los bordes de los campos de secano del Bages en primavera se tiñen de colores vivos y diversos. Son cuadros impresionistas naturales de gran belleza que no tienen nada que envidiar a los jardines florales mejor cuidados o a los tan alabados prados alpinos, pero a menudo son injustamente infravalorados, porque están formados por «malas hierbas» que compiten con las plantas cultivadas y porque para tenerlos no hace falta ningún esfuerzo. No es extraño ver jardineros y aficionados a la jardinería que exterminan esta belleza floral de primavera y, a la vez, invierten tiempo y dinero en hacer crecer plantas que ellos han plantado con la intención de conseguir artificialmente aquello que la naturaleza ya les regala. Y es que a menudo los humanos sólo vemos aquello que queremos ver.

En la foto 1ª, obtenida cerca de los huertos de La Sagrera de Sant Fruitós de Bages en la confluencia de los arroyos de Riudor y Bo, destacan la manzanilla (Matricaria recutita) y las amapolas (Papaver rhoeas).
En los pocos metros cuadrados de la imagen 3ª, obtenida cerca de un campo de almendros de Sant Fruitós de Bages, hay 15 especies herbáceas diferentes, como mínimo. De éstas, 8 son anuales o bienales y 7 son perennes. En esta paleta de colores, los violetas corresponden a las malvas (Malva sylvestris) y a las viboreras (Echium vulgare), el rojo a las amapolas (Papaver rhoeas), el amarillo intenso a Crepis sancta y a la manzanilla de los campos (Anacyclus clavatus), el amarillo claro a Urospermum dalechampii, el amarillo verdoso a la catapucia menor (Euphorbia serrata) y los blancos a la manzanilla de los campos y a las collejas (Silene vulgaris). Formando el fondo verde, además de las plantas citadas, hay hinojo (Foeniculum vulgare subsp.piperitum), llantén menor (Plantago lanceolata), avena borde (Avena sterilis), cebada bastarda (Hordeum murinum), vallico (Lolium rigidum), bella dama (Scabiosa atropurpurea)

[fotos Florenci Vallès]